Vender la idea de que la seguridad se mejora sólo con más policías en la calle es un sofisma que vende mucho y genera votos, pero que en la realidad no es verdad, la seguridad es algo mucho más complejo. Aquí tres variables de análisis.

Primero: Se necesitan más unidades de inteligencia: Tener más policías en la calle no necesariamente es más seguridad,  genera obviamente una mayor percepción de seguridad, pero las bandas del crimen organizado no se desestructuran por ese hecho de ver más policías patrullando, lo que sucede con el crimen organizado es que frente al aumento de pie de fuerza generan un efecto globo, quiere decir que cuando llega más policía a un área geográfica ellos simplemente se trasladan temporal o definitivamente a otro lugar, pero la estructura criminal sigue completamente activa y operando, el mejor ejemplo de esto fue lo que sucedió en Bogotá con la macabra calle del Bronx, que evidentemente era urgente acabar pero que no acabó con las estructuras del crimen organizado que operaban allí,  lo que terminó pasando fue que se trasladaron de barrio y el problema no se acabó. El efecto globo se supera es con más unidades de inteligencia, estos si permiten identificar las organizaciones criminales, cabecillas, portafolios de economía ilegal y sus redes de apoyo, con esta información la parte operativa de la Policía y Fiscalía sí pueden finalmente capturar, desestructurar y judicializar a las bandas, y eso evidentemente sí mejora la seguridad.

Segundo: Aumento de ciencia y tecnología, a nivel mundial en materia de seguridad urbana se privilegia el uso de cámaras con reconocimiento fácil, software más precisos y bases de datos más grandes, el uso de drones, y mayores capacidades y equipos para los agentes de inteligencia que están operando, con esos volúmenes de información se crean centros de comando y control con analistas y expertos que van procesando información que permite ir construyendo los puntos calientes del crimen organizado, principales delitos y bandas.

Tercero: Mejor calidad de estadísticas.  Uno de los mayores problemas que tenemos es la multiplicidad de estadísticas y cifras sobre mismos delitos, unas son las que presenta la Policía, otra Fiscalía, otra los Concejos municipales, otras las que presentan organizaciones privadas como la Cámara de Comercio y otras las que dan las alcaldías y sus secretarías de seguridad, el mejor ejemplo de esto fue la semana anterior, cuando el mismo día en la mañana el secretario de seguridad de Bogotá muestra las cifras de reducción del delito, donde el único indicador que crece es el hurto de bicicletas, y se da como un triunfo, y en la tarde la Cámara de Comercio hace pública su investigación sobre percepción de seguridad, donde muestra que subió la percepción en más de un 15%, la cifra más alta en los últimos 5 años y se posicionó en un 76%  la percepción de inseguridad de los bogotanos, ¿a quién creerle?.

Sin estadísticas claras es muy difícil generar políticas públicas focalizadas a los problemas que tenemos. Este escenario nos lleva a la conclusión de que si no se aumenta la inteligencia policial, la inversión en ciencia y tecnología, y se unifican y ajustan estadísticas e indicadores, la seguridad no se va a mejorar mágicamente sacando más policías a caminar y patrullar por los barrios, ese es el sofisma de la seguridad.