El show continúa, esta vez con la alocución presidencial del domingo, relacionada a los temas de energía. Después de 4 días generando expectativa, nos dejó a los caribeños con la sensación de que el presidente cree que somos unos tontos. Como si no nos acordáramos que esto mismo lo dijo ya en 3 fechas anteriores aquí mismo en la costa.

Todos estamos de acuerdo con el presidente en que la energía está muy cara, especialmente en el Caribe. La fórmula actual es un desastre, y la gente lo siente en su bolsillo. No es comprensible que el mercado permita fluctuaciones de hasta el 600% en el componente de generación, llevando el precio de 121 pesos el 1 de julio, a 770 pesos el 22 de agosto, según cifras de XM. Pero el presidente, con esta información que él conoce y que tiene la capacidad de solucionar, no hace nada.

Desde hace mucho tiempo este tema es una situación desesperada de los hogares caribeños que no ha sido escuchado. ¿Quién va a hacer algo por el Caribe y por el resto del país? No se entiende por qué, si el 70% de la energía del país proviene de hidroeléctricas, lo que debería traducirse en una generación de energía barata, pagamos 810 pesos por kWH; mientras que, en otros países de la región, los hogares pagan mucho menos: en México, 405 pesos; en Ecuador, 388 pesos; y en Brasil, 619 pesos, según cifras de Global Petrol Prices.

Igual de preocupante es que en su alocución Petro reduce la importancia del problema a un tema solo de los hogares colombianos, cuando también es igual de importante para la competitividad del país y la generación de empleo. Cuando se habla de nearshoring o reindustrialización, el valor de la energía juega un rol fundamental para lograr esos objetivos. Por eso con igual tristeza, observamos como la energía para industrias en México pagan 793 pesos por kW, en Ecuador 344 pesos, y en Brasil 494 pesos, mientras que aquí pagan 810 pesos. Todos sabemos que para atraer inversión se necesitan tres cosas: impuestos favorables, energía barata y capital humano. Aquí fallamos en impuestos y en energía, ¿entonces de qué competitividad estamos hablando?

Por lo menos una luz aparece cuando todo está colapsando, como ocurrió hace unos días con la decisión del Tribunal Contencioso Administrativo del Atlántico, que le ordena al gobierno nacional cambiar la fórmula tarifaria. Ojalá que, en esas nuevas resoluciones, la CREG, el Ministerio de Minas y el presidente busquen la forma de controlar la manipulación del mercado y que se dejen de trasladar las pérdidas y las deudas de la época de pandemia, a las facturas de todos los caribeños, como bien lo señaló nuestro alcalde Alejandro Char.

Por lo visto, la única manera de que el presidente haga algo es si un juez se lo ordena, entonces nuestra mejor apuesta hacia el futuro está en que sean los jueces quienes nos salven de esta debacle. Demandemos: demandemos la valorización, las altas tarifas, la reforma a la salud. Demandemos, a ver si así al fin termina el show y comienza la acción.