El ego está jugando un rol fundamental en el futuro de Colombia. Esto se ha hecho evidente con los acontecimientos de los últimos días: el ego del presidente, el ego de la oposición y el ego de solo querer ganarlas todas sin darse cuenta de que este es un momento histórico para el país. La gente siente que las cosas van mal, pero es claro que siempre pueden ir peor, como lo ejemplifica el país vecino, que esperamos este domingo ponga fin a una larga noche de 25 años.
¿Por qué hablo de egos? El ego del presidente es evidente en su discurso del pasado 20 de julio. Comenzó hablando de un pacto nacional, pero durante los primeros 30 minutos de su discurso, lo único que hizo fue culpar al pasado de todos los problemas, sin asumir su responsabilidad. También culpó a la falta de leyes por no permitirle seguir su agenda de reformas, justificando así la falta de resultados, pero al mismo tiempo pintando una Colombia con unos logros que solo están en su imaginación. Él es el líder de Colombia hoy, y más allá del enredo en el que nos encontremos, le corresponde sacarnos de allí. Pero en su afán de ser el único que posee la verdad absoluta, su ego termina perjudicando al país.
También hablo del ego de la oposición. Entiendo que varios aspiren a sobresalir y ser elegidos por el pueblo para liderar. Sin embargo, hay momentos clave, como el espacio otorgado a la oposición, que deben aprovecharse al máximo para enviar un mensaje contundente a la ciudadanía. En lugar de unirse, el ego hace que el mensaje se diluya, ya que seis personas diferentes diciendo lo mismo de distintas maneras no logran comunicar de manera efectiva al país. Mi principal temor para el 2026 es que, si cada uno sigue creyendo que puede ganar por su cuenta, al final termine ganando Petro.
Todavía estamos a tiempo de redireccionar, pero eso tiene que empezar a perfilarse desde ya. El mejor ejemplo nos lo acaba de dar la campaña en Estados Unidos, en la que se pelea por el trono del mundo. Me encanta lo que hizo Biden: estoy seguro de que quería continuar, porque el ego hace eso, pero tuvo la capacidad de dejarlo de lado, de reconocer que en este momento histórico no tenía posibilidades de ganar y, por amor a la democracia, hacerse a un costado. Esto lo hace un líder admirable. No sé si Kamala Harris va a ganar, pero por lo menos le da una nueva posibilidad al partido de mantenerse en la lucha. Ese tipo de liderazgo es el que necesitamos en Colombia.
Ese momento histórico que están viviendo Venezuela y Estados Unidos, también lo está viviendo nuestro país. Ya basta de mirar al pasado y culpar a los demás; a la gente no le importa el pasado cuando lo que necesitamos son soluciones hoy. En lugar de eso, necesitamos tender puentes y buscar alianzas. Solo unidos y con claridad en los objetivos, el país logrará lo que necesita: que las cosas avancen. Es hora de soluciones y de líderes que las gestionen sin egos.