Otro Joselito que se va con las cenizas. Primero, quiero reconocer el gran trabajo del alcalde, de Sandra Gómez y Juan Carlos Ospino porque el balance positivo de las festividades es irrefutable y fue liderado por ellos. La gente sintió que se atendieron las problemáticas que se venían reiterando hace un tiempo: los baches, la impuntualidad, la poca organización, etc. Y aunque de por sí ya eso es motivo de celebración, la verdadera cereza del pastel son las cifras económicas que compartió la alcaldía.

Hubo movimientos por $850 mil millones de pesos, 53 mil empleos directos y patrocinios por $19 mil millones. ¡En solo 4 días! No hay que hacer mucha matemática para entender el potencial no solo cultural, sino económico de extender el carnaval y lograr estructurar una experiencia que dure 365 del año. Un deseo de todos que no hemos logrado materializar. Este es el anhelo eterno al que me quiero referir.

Barranquilla hoy atrae aproximadamente 900 mil turistas de negocios al año, gastando en promedio $850 mil pesos por día. Si estando aquí encuentran una experiencia carnavalera que solo podrán vivir aquí en Barranquilla, seguramente ampliarían su estadía un día adicional, o como mínimo aumentaría su valor por día. Eso en términos prácticos aumentaría el PIB en un 2% ($765 mil millones al año). Estoy convencido que no habría proyecto más ambicioso, económicamente hablando, que la construcción de esta experiencia, como hacen con el tango en Argentina, por ejemplo.

Soñemos con una zona en la ciudad, como Barlovento o Barrio Abajo donde el carnaval esté territorializado y durante todo el año exista un espacio físico donde los visitantes puedan vivir esa experiencia. No hablo solamente de un cumbiodromo. Habló de toda una comunidad de entretenimiento. Como caminito en Buenos Aires, donde el tango no es solo un baile, sino una cultura. En cada café, cada tienda y cada restaurante de la zona te recibe una canción, un bailarín, una experiencia que llevas contigo.

Esto no solo hace que se respire carnaval para locales y visitantes; también es una oportunidad de empleo para todos los hacedores y artistas, para que usen estos espacios como plataforma para prepararse para sus eventos principales (los 4 días) y para vivir el resto del año de su profesión y su arte.

Esta es una inversión necesaria que bien ejecutada no solo les traerá dignidad a nuestros hacedores, sino que se retornará muy rápido a la economía de nuestra ciudad. La alcaldía ya arrancó con el pie derecho con el nivel de los carnavales 2024. Ojalá pronto no nos tengamos que despedir de Joselito cada año, sino que se quede a carnavalear con nosotros los 365 días.