En Colombia, cada vez es más complicada la educación superior. No sólo por el difícil acceso, también por la pésima calidad que ofrece el sistema educativo en general, los bajos sueldos de los maestros, la falta de programas innovadores, el abandono del Estado y la insuficiencia de recursos. En fin, tantos obstáculos que estancan el crecimiento educativo de los colombianos. La educación es el camino más certero para el verdadero progreso. Sin embargo, todavía es una imagen ilusoria.
Esta semana un tuit de la candidata a la alcaldía de Bogotá, Claudia López, causó polémica. “La agencia de educación superior q proponemos pondrá la plata para 20 mil cupos de educación superior gratuita, pero en carreras que demande el mercado laboral. No se trata de educarnos por educarnos, es recibir la formación necesaria para ocupar la demanda de las empresas”, manifestó la exsenadora.
El malestar que provocó el mensaje es entendible. La educación no se limita a las exigencias del mercado. Todo lo contrario, debe ser multidisciplinaria. Las sociedades necesitan crear un balance entre las humanidades y las ciencias. Entonces, aunque la candidata aclaró que no pretende condicionar el conocimiento y que ella no escribió el tuit, en otras ocasiones ha mencionado dicha propuesta.
No es la primera vez que un líder político hace este tipo de declaraciones. Por ejemplo, Bolsonaro propuso disminuir la inversión en ciencias sociales para promover profesiones "que generen retorno inmediato al contribuyente". A pesar de que López está lejos de la extrema derecha de Bolsonaro, su comentario no es tan distante de la absurda iniciativa del presidente brasileño. Y esto es uno de los problemas actuales: priorizar el mercado antes que el conocimiento. Buscan formar mano de obra que enriquezca a las grandes empresas y no sujetos capaces de pensar.
“Las industrias culturales, en el 2016 (último dato mostrado por la cuenta satélite de cultura del Dane), movieron 6,2 billones de pesos, y del 2005 al 2017, tuvo una participación promedio del valor agregado del 1,1% del total del PIB nacional, estando por encima de sectores como el del café”, señaló Ximena Tapias, directora de la UCEP.
La cultura y el arte aportan a la economía. Invertir en mayores presupuestos no es un gasto innecesario, es esencial para el desarrollo. Al igual que la ciencia, que debería ser prioridad en la inversión nacional. En Japón, los artistas son uno de los profesionales más respetados. El arte es relevante porque comprende la condición humana, genera pensamiento crítico y reflexión. Mientras que en Corea del Sur la investigación y la ciencia son primordiales. Entienden la importancia de estas disciplinas para el progreso. Por eso son los países más desarrollados del mundo. En Colombia, algunos consideran que las humanidades son una pérdida de tiempo. Nos dicen hasta qué tenemos que estudiar. No quieren que aprendamos a pensar. Sólo les interesa la mano de obra barata que perpetúe la desigualdad.
Todas las aéreas del conocimiento son fundamentales. No necesitamos estudiantes que se adapten al mercado. Necesitamos más artistas, historiadores, científicos, filósofos, sociólogos. Necesitamos educar a una sociedad perdida y violenta. Pero claro, eso sólo lo pueden hacer los ricos. El resto que acepte la esclavitud contemporánea sin quejarse. No olviden que el progreso está en la educación; la ciencia, la tecnología, la historia, la cultura y el arte. Así algunos lo nieguen y pretendan condicionarnos.
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