Joe Biden no es Castrochavista y pensar lo contrario, es absolutamente ridículo. Decir que ‘ojalá quede Biden’ no te hace comunista, no te hace petrista, y no te hace cómplice del régimen criminal de Nicolás Maduro.

Expresar que te parece que es un absurdo lo que está haciendo el actual presidente Donald Trump con las elecciones (impedir que se sigan contando los votos es una muestra más de su autoritarismo sin vergüenza), no te hace un ‘enemigo de la democracia’. Por el contrario, si algo te hace su aliado.

Y considerar que no es fraudulenta la elección, simplemente porque hasta el momento no ha habido ninguna evidencia que lo indique, no te hace un ‘militante de la extrema izquierda’. A ver, por favor.

Estados Unidos de América es la cuna del capitalismo, es la ‘Meca’ de la ‘libre competencia’, es el lugar dónde se piensa que ‘el sueño americano’ se puede lograr, sin que importe quién seas o de dónde vengas (al menos, en teoría), y durante décadas, tanto el partido Demócrata como el Republicano, han defendido precisamente eso. Pueden tener posturas distintas para muchas cosas, pero en eso todos coinciden. Y hasta ahora, ningún candidato presidencial que represente a alguno de esos partidos políticos, ha propuesto volverse comunista o ha visto con buenos ojos la perpetuidad en el poder de algunos gobiernos latinoamericanos de izquierda.

La realidad de allá y la de acá, no son comparables. La historia política de allá y de acá, no es la misma. Los miedos de allá y de acá, no son iguales. Y si bien todo lo que suceda en ese país indirectamente o directamente nos afecta a todos, y, por ende, es complemente válido estar pendientes de cada movimiento en estas elecciones, es importante entender el contexto para poder arrojar una opinión.

Y ojo, con esto no estoy diciendo que quien apoye las propuestas de Trump esté equivocado, pues cada persona tiene un criterio propio. Cada persona puede decidir si cree que lo que está proponiendo el uno o el otro, va acorde a su forma de ver la vida. Sencillamente estoy diciendo que hay que saber diferenciar las cosas, y no caer en la ‘repetición de la repetidera’, sin fundamentos y sin sentido.

Biden no es comunista y, hasta este instante, no hay nada que demuestre que las elecciones hayan sido un fraude. No hay una sola prueba que corrobore esta declaración. Son solo palabras del presidente estadounidense que quiere a toda costa, hacerle creer al mundo que lo que él dice es real. Más nada.

El mismo sistema que tanto le funcionó a Donald Trump hace cuatro años, hoy le juega en su contra. Y, aún así, si se viera desde una perspectiva más tradicional, en la que ganara quién tuviese más votaciones a favor, también iría perdiendo la presidencia por un margen de ocho millones de votos.

Las cosas como son. Y, nos guste o no, los resultados hay que aceptarlos.

Porque la democracia consiste en acatar lo que la mayoría del pueblo elija. Así en este país, estemos acostumbrados a que muchas veces no se haga.