Esta semana fue una turbulenta, una que sacudió al mundo entero y una que dejó conclusiones, tanto extraordinarias como nefastas, sobre el futuro de nuestra especie. El lunes pasado, la adolescente sueca de tan solo dieciséis años, Greta Thunberg, quien desde hace un tiempo había estado fomentando huelgas estudiantiles con el fin de lograr que el parlamento de su país tomase acciones contundentes frente al enorme problema del cambio climático, le ‘cantó la tabla’ el lunes pasado a los líderes mundiales en la Cumbre sobre la Acción Climática de las Naciones Unidas, diciéndoles sin rodeos que la culpa había sido suya, que hoy estamos como estamos por sus decisiones erradas y falta de carácter, y que, lo quisieran o no, había llegado el momento de despertar.
Y aunque su discurso fue uno fuerte y fascinante, lleno de argumentos científicos y de un análisis claro de lo que está sucediendo, lo que me causó aún más impresión fue la respuesta de algunos. La campaña de desprestigio en redes sociales, e inclusive en muchos medios de comunicación, fue absolutamente degradante. Así como hubo millones de personas que se dedicaron a compartir el video del discurso de Greta, haciendo que el mensaje cada vez más tuviese más fuerza, así mismo empezaron a aparecer noticias y columnas de opinión en las que aseguraban, sin ningún tipo de pudor, que la joven de 16 años estaba siendo manipulada por ‘globalistas’, que estaba siendo ‘libreteada’ y financiada, que sufría de ‘desórdenes mentales’ y que se estaba lucrando a costillas de este tema, ya que estaba ganando muchísmo dinero con las ventas del libro.
Pero Greta es todo menos lo que dicen. Primero, no se está haciendo millonaria como algunos creen, ya que las ventas del libro ‘Our Home Is Burning’ se dividen en ocho fundaciones benéficas que tratan el tema climático. Segundo, no sufre de desórdenes mentales, como el analista invitado del canal Fox, Michael Knowles, dijo, sino que tiene el síndrome de Asperger, uno que no le impide en lo absoluto estar dedicada a esta causa, sino que por el contrario, ayuda a que tenga aún más vehemencia, pasión y compromiso por ella, puesto que es una condición que tiende a que la persona se obsesione con una temática. Tercero, no es nieta del multimillonario izquierdista George Soros, y la foto que se utilizó como ‘prueba’ es una que está editada e inicialmente era una fotografía con Al Gore.
Lo que demostró el ‘efecto Greta’ es que hay muchos que le tienen miedo a su voz y lo que su voz puede lograr, pues en su discurso lo dijo claro, si no se actúa ya, nos vamos a extinguir, pues "nuestro hogar está en llamas", y no se están tomando las cartas en el asunto. Seguimos dañando el planeta, seguimos acabando con los recursos y, lo más terrorífico de todo, muchos siguen sin ver esto como la prioridad número uno. El problema más grande que está enfrentando la humanidad es este, su absoluta autodestrucción y pareciera que hay algunos que todavía quieren seguir intentando tapar el sol con un dedo. Tratando de mantener la calma cuando, en palabras de Greta Thunberg, "no quiero que tengas esperanza, quiero que entres en pánico. Quiero que sientas el miedo que yo siento todos los días y luego quiero que actúes".
Porque quizás es el miedo, la única gasolina capaz de lograr un cambio.