Mercados ambulantes
Desde hace mucho rato es evidente que nuestro mercado público necesita atención.
El fin de semana pasado tuve la oportunidad de conocer una de las versiones de «Mercado a tu barrio». La iniciativa, concebida por la administración distrital, se trata de una serie de montajes ambulantes que se instalan por cinco días en el espacio público, facilitándole así a una treintena de comerciantes del mercado de nuestra ciudad ofrecer sus productos a un tipo de clientes al que generalmente no tienen acceso. De esta manera, personas de barrios como El Golf, Villa Santos o Bellavista tuvieron la posibilidad de visitarlos sin que esto les demandara mayores desplazamientos o incomodidades. Es una muy buena idea que hasta ahora está dando resultados satisfactorios.
Desde hace mucho rato es evidente que nuestro mercado público necesita atención. El proyecto del Gran Bazar, anunciado recientemente, parece indicar que por fin se observa alguna solución al deterioro que reina en este importante nodo de actividad. Si todo sale bien, el nuevo espacio será un atractivo destacado para muchos barranquilleros, que hoy no se sienten especialmente motivados para acudir al mercado dadas las condiciones poco acogedoras que brinda. Sin embargo, me parece que complementar esa actividad comercial con los ejercicios itinerantes que sugiere el «Mercado a tu barrio» podría ir poco a poco consolidando un acercamiento definitivo entre los mercados y sus nuevos clientes. Incluso se puede pensar en establecer mercados satélites más estructurados, que lograsen integrarse con sus entornos de manera permanente (como sucede en Guayaquil, donde tienen este asunto muy desarrollado).
En cualquier caso, valdría la pena mantener los mercados ambulantes más allá de este momento condicionado por las restricciones de la pandemia. Para que tengan un efecto más significativo, será necesario que tengan un circuito periódico, de tal forma que los vecinos del barrio sepan que cada cierto tiempo el mercado va a llegar. Quizá sea necesario contar con dos o tres mercados rotando simultáneamente en diferentes barrios de la ciudad. Ciclos de un par de semanas permitirían que los hogares programaran algunas de sus compras para que coincidan con su presencia y probablemente también sea recomendable ampliar un poco más la oferta, especialmente en cuanto a comidas preparadas. El potencial es enorme.
Unos mercados organizados, dignos y limpios, terminan siendo atractivos relevantes, con un evidente interés turístico. A pesar de las dificultades propias del tercer mundo, los mercados de Lima o Santiago, para citar ciudades cercanas a nuestras realidades, son una parada obligada para los extranjeros porque en ellos se puede pasar un buen rato conociendo y probando diferentes especialidades regionales, sin inquietudes importantes. Me parece que con algunos esfuerzos, pero sobre todo con constancia, podríamos ir consolidando unos espacios similares en nuestra ciudad.
moreno.slagter@yahoo.com
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