Inicialmente, las expectativas sobre los determinantes macroeconómicos son mejores que las del año anterior. Considerando el primer mensaje enviado con la Banca Central con su primera disminución en 25 puntos básicos en la tasa de intermediación bancaria después de 7 meses de mantenerla congelada en su valor más alto de la historia reciente, lo que a futuro iniciará a redefinir el costo del capital dispuesto para el endeudamiento de los agentes económicos.
Lo anterior vino en respuesta a la dinámica inflacionaria que consolidó una tendencia decreciente, cerrando 2023 con una inflación interanual de 9,28%. No obstante, aunque la inflación de este año se proyecta mantenga esta tendencia a la baja a un ritmo parsimonioso, se enfrentan al menos dos importantes amenazas, desde el frente interno un fenómeno del niño que promete escasez del recurso hídrico y desde el frente internacional, unas limitaciones al comercio de bienes por la guerra activa en el mar rojo.
Por otro lado, el desempleo no logra estabilizarse en una cifra de un dígito y se mantiene por encima del 10% en su serie desestacionalizada, y su perspectiva esta demarca por la desaceleración de sectores económicos que son intensivos en mano de obra que no han logrado encontrar un impulso y un entorno adecuado para reactivarse, es el caso de la construcción, tanto de obras civiles como de edificaciones, y la agricultura, con desempeños muy conservadores.
Mientras el reajuste del alto costo de vida y endeudamiento se da, los sectores que mayor dependencia al consumo privado sufrirán en línea, con proyecciones todavía deficientes para las edificaciones que enfrenta un alto costo de los insumos y del crédito y una política de vivienda social poco aceitada, la industria manufacturera con costos altos de producción y una baja demanda por los hogares, compromete al descenso la producción de alimentos, bebidas y productos metalúrgicos.
Las mejores perspectivas de crecimiento se identifican en el sector servicios que han venido acaparando mayor participación en el PIB y superan positivamente el desempeño proyectado antes de la pandemia, caben aquí las actividades profesionales y entretenimiento.
Así las cosas, 2024 debemos interpretarlo como un año de transición que implica lidiar con los retos del año pasado con mejores perspectivas, hasta tanto la economía logre estabilizarse a sus niveles objetivos o rangos meta.
@KeliPuche