El tejido empresarial actualmente atraviesa enormes desafíos de cara a su supervivencia en medio de un complejo entramado económico que tiene al país con una caída de su producto interno bruto de -0,3% en el último trimestre.
Las empresas vienen ajustando su operación con base en las nuevas tasas de tributación definidas en la última reforma tributaria nacional, la cual una vez más dispuso en las empresas una mayor carga impositiva (31%-35%), en demérito de la actividad económica.
Las proyecciones del próximo año tampoco pasan por ser las mejores, con un crecimiento estimado que podría estar alrededor del 1%, estas se alejan en gran medida de la capacidad potencial de la economía colombiana (3%).
El país experimenta la más aguda crisis de inversión, alcanzando niveles de pandemia, con un decrecimiento del último trimestre de -33,5%.
No suficiente, el momento inflacionario si bien alcanzó su tope se mantiene en niveles considerablemente altos y alejados del rango meta definido por la autoridad monetaria del país (2%-4%).
En adición, en plenas discusiones sobre el aumento del salario mínimo en Colombia, la amenaza en el encarecimiento de los gastos de operación y funcionamiento de las empresas entran en vilo, donde particularmente es de suponerse que la variación podría superar el 10%.
A este cóctel perfecto en detrimento de la actividad productiva se suma el alto costo del endeudamiento y la amplia incertidumbre alineada a la variedad de anunciadas reformas por el Gobierno Nacional.
No suficiente, la inseguridad se ubica en el orden del día, dejando al país y en particular a nuestra ciudad capital (Barranquilla) perdiendo el año frente a la ocurrencia de los múltiples delitos tanto a la vida como al patrimonio que suceden con regularidad.
Así entonces, mientras el aparato productivo lidia con estas circunstancias en Barranquilla en absoluta disonancia con la situación económica, ha sido aprobada una nueva reforma tributaria local que aumenta la tarifa del ICA y alumbrado público, en márgenes desproporcionados, sin correspondencia con el desempeño sectorial, sin discusión y debate, y a espaldas de la ciudadanía.
Gravosa decisión, que se toma en un momento donde la autoridad nacional de política monetaria lucha para hacerle frente a la alta inflación, mientras la segunda ciudad con mayor variación de precios del año 2023, Barranquilla, aumenta los impuestos que darán como resultado una mayor inflación considerando el efecto traslado de estas variaciones hacia el precio de los bienes y servicios de consumo final.
*Directora ejecutiva Lonja de Propiedad Raíz de Barranquilla