Los estudios recientes realizados sobre la relación entre confianza y crecimiento económico refieren a que mantienen una relación positiva, con un efecto ampliado en los momentos de recesión, confluyendo sobre la importancia que los gobiernos le den dar a la confianza para tratar de estimular la economía.

En Colombia, contamos con tres grandes indicadores de confianza, que se consultan al sector comercial, industrial y a los consumidores. Sin decir que sea algo exclusivamente reciente, la confianza del consumidor se mantiene en terreno negativo desde hace mucho, su cifra más reciente la ubica en -14%.

La confianza comercial a pesar de estar en terreno positivo ha mantenido una tendencia decreciente luego de la pandemia y la confianza industrial ubicada con frecuencia por debajo de la comercial, si bien mantiene una dirección a la baja, recientemente ha iniciado a ceder sin lograr encontrar todavía niveles superiores al 10%.

Particularmente uno de los detonantes de la desaceleración está ampliamente vinculado al decrecimiento profundo de la inversión. Su desempeño durante el tercer trimestre del año 2023 fue de -11%, así mismo, en su recorrido por el año el decrecimiento trimestre a trimestre a sido superior respecto a lo acaecido en el año inmediatamente anterior, indicando que la situación se ha venido complejizando. Las mayores caídas están concentradas en el descenso de inversiones en maquinaria y equipo, en edificios y obras civiles, así como en vivienda.

Lo cierto es que el sector de la infraestructura no le ha tocado fácil. El Decreto 050 de 2023 minó en gran medida la confianza que el sector privado había puesto en la posibilidad de avanzar en la construcción de nuevas obras para el país. La inestabilidad financiera que una decisión vinculada al congelamiento del aumento de los peajes es perjudicial para el sector, dado que el cambio de las reglas del juego sobre la marcha, de acuerdos para el desarrollo vial del país, marchita cualquier nueva iniciativa que pueda desarrollarse en alianza público- privada. Esta última una llave más que necesaria para superar las necesidades tan significativas que presenta el país en la materia y que son críticas para ser más competitivos.

La oportunidad de recortar el período de desaceleración y decrecimiento puede enfocarse en la dinamización de la inversión para rencontrar una nueva senda de crecimiento mucho más cercana a la potencial, sin perder de vista la necesidad de construir confianza, y no profundizar la situación económica que ya es compleja en medio de la alta inflación, los efectos adversos sobre la pobreza y el empleo que se vienen, y el alto costo del endeudamiento presente.