Llegó diciembre con su alegría, pero además con su pico en gastos que en esta ocasión viene acompañado con unos sobrecostos logísticos que van a terminar por inflar el precio de determinados productos.

La ruptura en las cadenas globales de valor ocasionadas por la pandemia desembocó en lo que hoy hemos conocido como la crisis de contenedores, una escasez de los mismos en los lugares con amplia demanda que ha conllevado al crecimiento exponencial en el monto de los fletes. Tal escenario si bien cada vez más tiende a regularizarse, para el mes en curso impone unos amplios desafíos para la logística internacional.

En particular, la crisis de contenedores que experimenta el mundo ha ocasionado que, ante su falta de disponibilidad, el costo de transportar un container haya alcanzado a multiplicarse de forma progresiva respecto a su valor previo a la pandemia. Incluso cálculos de la firma consultora Dewry, refieren que, en agosto de 2021, el índice mundial de container sobrepasó la barrera de los $10.000 dólares por container de 40 pies, es decir, un crecimiento de casi 300% más alto que en el mismo periodo del año pasado.

Tales aumentos en los fletes de viaje conllevarán a un aumento del valor final de los bienes importados o con alta dependencia importadora, pues el verdadero perjudicado se ubica en el fondo de la cadena, y es el consumidor final.

Incluso la cifra de la inflación en el país se encuentra influenciada por esta coyuntura en particular, y podría profundizarse ante una escasez de oferta y un alza acelerada en la demanda. El dato revelado en octubre de lo que ha sido la inflación interanual es de 4,58% que ha justificado en parte las decisiones alcistas de la tasa de interés por parte del Banco de la República con el ánimo de hacerle frente a esta situación.

Así mismo, las circunstancias han desencadenado unas dificultades en la cadena de suministros que explicarán retrasos en la entrega de determinados bienes, como se ha venido viendo para el caso de la industria automotriz que mantiene tiempo de entrega que pueden alcanzar los 4 meses de espera considerando la escasez de semiconductores o el efecto de la escasez de chips para las computadoras.

Lo anterior de cara a este mes de alta demanda nos invita a realizar las compras navideñas con mayor anticipación de lo acostumbrado o en su defecto tener la paciencia suficiente para el potencial retraso que pueda experimentar la llegada del pedido. Así mismo nos obliga a ser mucho más flexibles sobre el producto demandado, dado que frente a su potencial no disponibilidad siempre que sea preferido deberá ser sustituido en marca, tamaño o precio.

De esta manera lo acontecido se alinea con la evidente necesidad, que nos reveló la pandemia, de acercar las plantas productivas hacia su mercado de destino principal. Lo que, para nuestro país, debe ser visto como una oportunidad para atraer empresas que dirijan parte importante de su producción, por ejemplo, hacia el mercado americano, y la urgente importancia de recomponer las cadenas regionales de valor e insertarse en las mismas.

Adicionalmente, nos exige como país una mejor organización de la logística buscando apoyarse en la intermodalidad para lograr mayor competitividad y hacerle frente a este tren que nos está pasando por enfrente.