Son varios los científicos políticos y sociólogos que vienen llamando la atención sobre el peligro que corren los sistemas democráticos debido a la inteligencia artificial y el uso excesivo de las redes sociales por parte de los ciudadanos. De las lecturas a esta situación que más acertadas me parecen son las del profesor Yuval Noah Harari -autor consagrado de Sapiens – y la de los profesores de Harvard Levitsky y Zibatt en su libro How Democracies Die. Simpatizo con esta línea teórica, ya que hacen énfasis en la urgente necesidad de entender las novedades de la democracia a partir de los actuales comportamientos humanos.

Por estos días, de hecho, se ha vuelto particularmente popular un documental en la plataforma Netflix llamado: El Dilema Social. El cual es sumamente relevante en esta columna porque este producto audiovisual, nos relata cómo los gustos y aberraciones de cada ser humano, son rastreables a partir de su uso y consumo de las diferentes aplicaciones disponibles en internet. Y más importante aún, esto nos lo cuentan los mismos creadores de las páginas que diariamente reciben mayor número de visitas.

Si nos ubicamos en las elecciones estadounidenses Barack Obama hizo uso de la social media de manera efectiva en su primera campaña, siendo el pionero en llegar a los ciudadanos de forma económica a través de sus propias pantallas; gracias a esto, es un caso de estudio en cualquier curso de marketing político. Asimismo, es ampliamente conocido que su sucesor en la Casa Blanca contrató los servicios de la hoy clausurada Cambridge Analytica para acumular información personal y privada de los usuarios de varias apps para así utilizarlo en su publicidad. Ahora, en su nuevo intento por convertirse en Presidente, el millonario no ha cambiado ni de táctica ni de estrategia. Los demócratas más jóvenes, como Alexandra Ocasio Cortez, han pedido incluso a las nuevas generaciones, que les expliquen a sus padres y abuelos lo perjudicial que puede ser manifestar su posición política ante algún tema en Facebook, ya que esto será usado de inmediato para manipularlos.

¿Complejo todo esto? Por supuesto. Pero es una realidad, las redes son las ágoras de hoy, llegaron para quedarse. Pueden ser aliadas o enemigas, tanto de un buen como de un mal candidato. Eso, creo que ya cualquier político o intento de ello, lo tiene bastante claro. Quienes necesitamos enterarnos y documentarnos de manera seria, somos los ciudadanos. Nuestra información está allí afuera, y está siendo utilizada por personajes que quieren obtener poder político. Es nuestro derecho y deber, no convertirnos en presas ni en parte del rebaño digitalmente amansado.

Un libro que recomiendo, que si bien no profundiza en el tema de las redes sociales, sí lo hace en la importancia que ha tenido el manejo o descontrol de las emociones en los relatos y discursos políticos. Emociones Políticas de la filósofa Martha Nussbaum.