La jerga del internet
Es innegable la condición cambiante y viva de la lengua. En el caso del castellano resulta evidente su adaptación a los tiempos y los modismos y expresiones generalizadas que van dejando atrás usos anacrónicos, por ello, este cuestionamiento no se dirige a conservar a rajatabla el purismo del lenguaje, sino una invitación a la utilización correcta de nuestro bello idioma.
La multiplicidad de plataformas digitales con que hoy cuenta la sociedad para comunicarse y la facilidad de su uso han permitido la apertura de nuevos espacios para la interacción social en tiempo real, a través de sistemas de mensajería verbal y escrita. Empero, la utilización masiva de estos medios trajo consigo también la popularización de nuevas formas de expresión escrita transgresivas de las normas de ortografía básicas de los idiomas. No se trata solamente de los jóvenes, quienes, incluso, manejan términos y códigos lingüísticos entendibles para ellos, sino que ya es común en todas las edades la tendencia a la abreviación de las palabras y los errores ortográficos y gramaticales tanto de manera deliberada como por desconocimiento.
Saludar con “ola” en lugar de “hola”, agradecer con “gx” por “gracias”, reducir “que” a su más mínima expresión con la letra q, escribir “xfa” en vez de “por favor”, expresar “te quiero mucho” como “tqm” y el “x100pre” en vez de “por siempre”, son ejemplos del uso incorrecto del idioma. Esta manera de escribir abreviada y errática fomenta entre las nuevas generaciones el desinterés por comunicarse de manera adecuada y entendible, al igual que promueve la ignorancia y desatención de los cánones de la escritura. Se ha vuelto normal no usar signos de puntuación, las faltas ortográficas por palabras homófonas, la falta de tildes y la abreviación de palabras y frases. Esta forma de expresarse que acorta y modifica las palabras ha sido denominada en el mundo anglosajón como “textspeak”, que se traduce como el lenguaje de los mensajes de texto en internet. Forma parte del día a día de los internautas, especialmente los llamados “centennials”, promovido por la inmediatez de las redes sociales y el desmesurado deseo de ahorrar tiempo y espacio. Este idioma podado o jerga del internet se consolidó a partir del nacimiento de Twitter, al limitar los mensajes a 140 caracteres y al ritmo, cada día más acelerado, de vida que llevamos.
Es innegable la condición cambiante y viva de la lengua. En el caso del castellano resulta evidente su adaptación a los tiempos y los modismos y expresiones generalizadas que van dejando atrás usos anacrónicos, por ello, este cuestionamiento no se dirige a conservar a rajatabla el purismo del lenguaje, sino una invitación a la utilización correcta de nuestro bello idioma.
La escritura recortada, sin reglas ortográficas, no permite la adecuada lectura y, por ende, limita el poder comprender el texto e incide en la posibilidad de comunicarnos y entendernos.
Ni siquiera en esta época, en la que es más apreciada la rapidez que el buen escribir o el contenido del mensaje, podemos desconocer las múltiples ventajas de la buena escritura que permite la fácil lectura y comprensión. El cuidado del lenguaje escrito, así como del oral, será siempre una virtud que denota conocimiento y cultura y, al mismo tiempo, hace dúctil el diálogo sin importar la vía que utilicemos para comunicarnos.
@Rector_Unisimon
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