¡Claro que podemos!
No es razonable limitarnos a mirar en una sola dirección al momento de analizar las causas de esta terrible situación.
Una pregunta que nos hacemos hoy los atlanticenses es por qué, si somos el quinto departamento del país en cuanto a densidad poblacional, en relación con la morbimortalidad por COVID-19 ocupamos el deshonroso segundo lugar, y en los últimos días somos el que más crece relativamente en número de enfermos y fallecidos. ¿Qué nos pasa? ¿Cuál es la causa?
No es razonable limitarnos a mirar en una sola dirección al momento de analizar las causas de esta terrible situación. Es una realidad compleja y multidimensional, fruto de diversas circunstancias y problemáticas.
Dentro de este fenómeno multicausal tienen razón quienes afirman que la indisciplina social nos está pasando factura. Son muy dicientes e impactantes los datos entregados por la Policía, que durante el primer puente festivo de junio intervino 214 fiestas en diferentes municipios, en pleno toque de queda y cuarentena por la pandemia. Nuestra esencia Caribe nos hace proclives a la cercanía y la familiaridad en el marco de nuestra cultura alegre y cálida; sin embargo, esa actitud suele ser trastocada y asumida como una postura relajada, desordenada y extremadamente irresponsable, que se antepone a las normas de convivencia ciudadana, a la necesaria responsabilidad social y al cuidado de la propia salud.
En este abanico de factores no debemos olvidar la pobreza y la desigualdad social en el departamento, que tiene un Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) del 20,1% y que más de 23 mil familias están en situación de pobreza extrema. Se suma a lo anterior, la compleja realidad social de municipios como Soledad, cuya población en estratos 1 y 2 es del 90%. Para esta población no hay forma de “quedarse en casa” ya que debe buscar su sustento día a día, incrementándose los riesgos de contagio.
Otro aspecto, que es objeto de estudios científicos, es la diversidad de la respuesta inmunológica y la virulencia de las cepas que circulan en el departamento. Además, análisis recientes verifican el alto nivel de mutación de este virus, que trae consigo una variedad de manifestaciones clínicas que van desde ser asintomático hasta tener consecuencias fatales.
En general, esta pandemia que hemos vivido como una terrible noche, sumamente agreste, nos ha cambiado totalmente la vida y ha promovido a nivel social actitudes y comportamientos irresponsables más cercanos a la conducta elemental instintiva, soslayando la vida racional y culta, enmarcada en la complejidad del tejido social. Prueba de ello es lo vivido el viernes durante el día sin IVA.
Ante la gravedad de la situación sanitaria y social no hay que mirar el pasado, hoy tenemos que actuar unidos y con compromiso, cumpliendo a cabalidad la cuarentena y el aislamiento social; es primordial que cada ciudadano asuma su responsabilidad y autocuidado. Estoy seguro que podemos superar este duro momento si todos ponemos de nuestra parte. Acatemos las normas de la emergencia sanitaria y social, los lineamientos de los gobernantes y cuidémonos entre todos, ¡claro que podemos hacerlo!
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