Algunas personas en algún momento de sus vidas hacen el bien a los demás, aún a costa de su propio bienestar. Por esto, es importante reconocer el valor de aquellos que sin importarles hacen sacrificios con riesgos hacia sí mismos. Quisiera brevemente relatar un momento de la historia de Juan B. Fernández Renowitzky, director emérito del periódico EL HERALDO.

Hace cincuenta años, un golpe civil militar derrotó al débil Gobierno del presidente Salvador Allende, y desató una sangrienta persecución a sus seguidores, dejando una estela de muertes, desaparecidos y torturados. La huida era la única alternativa para muchos, y, a pesar de estar férreamente custodiadas, las embajadas eran el último recurso para salvar la vida.

Juan B. Fernández Renowitzky, que era el embajador de Colombia en Chile, y el Gobierno del presidente Misael Pastrana, conmocionados por la violación de los derechos humanos, a través del embajador tendió su mano generosa a centenares de personas.

Muchos chilenos les deben la vida a Juan B. Fernández Renowitzky, que no solo cobijó a quienes subiéndose por las paredillas lograban ingresar a la casa de la embajada, sino que también ayudó a ingresar, no sé cómo, a importantes dirigentes del Gobierno de Allende.

Uno de los tres dirigentes más buscados por las fuerzas militares era Guillermo Garretón, líder de un pequeño partido cristiano y partidario de la Teología de la liberación, al que acusaban de tratar de sublevar a los suboficiales de la marina en contra de sus mandos superiores.

Muchas veces le he preguntado a Juan B. cómo había hecho para ingresar a la embajada a Garretón, y solo me ha respondido con una sonrisa.

Juan B. Fernández Renowitzky. y su familia tuvieron que hospedar por meses a cientos de exiliados, la mayoría de ellos alterados emocionalmente, organizar su alimentación, su dormida. Imagínese usted que le caigan a su casa cientos de visitas que usted no conoce, y que duraran allí encerrados muchos meses.

Después del exilio, Oscar Garretón volvió al país y hoy es un magnate de las comunicaciones, y columnista estrella de un periódico de derecha tradicional. Su vida no existiría al igual que la de cientos de chilenos sin la generosidad y desprendimiento de Juan B. Fernández R. y el Gobierno de Misael Pastrana.

Muchos años después, el Gobierno de Chile quiso homenajear a tres distinguidos amigos del país. Solicité se otorgara uno de estos reconocimientos a Juan B. Fernández R. En una ceremonia muy emotiva en la ciudad de Cartagena, los presidentes Ricardo Lagos y Álvaro Uribe, homenajearon a Juan B. Fernández R. por su altruismo y generosidad.

@JoseAmarAmar