En los últimos 40 años no ha habido gobierno en Colombia que no le haya apostado al aumento de matriculados en las universidades públicas. En otras palabras, apostarle a la cantidad, en especial con estudiantes de menores recursos económicos. Pero detrás de ese loable propósito social se disimulan objetivos políticos para mostrar resultados con cientos de miles de más estudiantes registrados en las estadísticas, prueba de que los gobiernos sí funcionan.
Hasta en informes internacionales sobre competitividad educativa de los países los porcentajes de matriculados en universidades parecen más importantes que los de profesores con postgrado, sus publicaciones investigativas, laboratorios, libros y computadores.
El anuncio de la construcción de nuevas sedes universitarias en las regiones del país (El Tiempo, 17 de febrero) como parte de la política "Universidad en su territorio", que arrancaría con un presupuesto de inversión de 95 mil millones hasta los 5 billones de pesos en el período 2023-2026, busca avanzar en "materia de cobertura", aunque "esté lejos aún de cumplirse la meta", cito, que es la construcción y dotación de más de 100 sedes educativas.
Se ratifica que seguirá la tradicional dirección cuantitativa de gobiernos anteriores a la que me referí al comienzo: construir edificios para más estudiantes. Se trataría de aumentar los índices de cobertura, dándose por descontado que el aumento de estudiantes es una "oferta académica de alta calidad que abarcará lo técnico, tecnológico y profesional"(sic).
Es de lamentar que así como se dan cifras multimillonarias de inversión para las distintas sedes regionales que se mencionan -incluida "una nueva Universidad del Caribe"-, no se dice prácticamente nada sobre las inversiones que se harían en número de profesores (y si serán con postgrados), de bibliotecas con libros y revistas, de laboratorios de prácticas y de equipos de computadores, por poner un ejemplo, para los cuales parece que no hay aún partidas en el mencionado presupuesto de inversión.
Se le abona al Ministerio de Educación la mejor intención en el propósito de aumentar la cobertura de estudiantes en universidades mediante la construcción de más sedes. Pero seguimos confundiendo escolaridad con educación, es decir, más estudiantes con más edificios sin evidencia de más educación con calidad.
Falta, pues, información pública sobre el presupuesto que demuestre que hay partidas multimillonarias para el mejoramiento cualitativo de la educación universitaria, lo que es más importante y crucial que el número de aulas construidas.