En algunas ocasiones, al fútbol se le da por distanciar el juego del resultado. Hay partidos en donde el trámite es dominado por un equipo y no es este quien goza, al final, de la victoria. Y otros, al contrario, que quien impone supremacía en el desarrollo no disfruta del triunfo.

Con este ‘capricho’ del fútbol ha convivido la Selección Colombia en las dos primeras fechas de la Copa América. Fue presionado, desconectado y sometido por Ecuador en el debut, pero alcanzó, tras una hermosa y creativa jugada diseñada por Cardona y Cuadrado (y una sutil y útil participación de Borja), los tres puntos. En cambio, frente a Venezuela, desplegó un buen fútbol, fue dueño del balón, atacó permanentemente, generó, frente a un equipo replegado en el borde de su propia área que estrechaba al máximo los espacios de maniobra, varias situaciones claras de gol. Pero fue Faríñez, el inspirado arquero venezolano, quien con sus formidables reflejos impidió la victoria colombiana. El juego y sus paradojas: cuando fue menos, ganó; cuando fue más, no.

En medio de la competencia y estos dos primeros resultados, hay señales, o al menos eso creo yo, de la búsqueda del técnico Reinaldo Rueda. Una, continuidad para Mina. Un defensor muchas veces con torpes y descoordinados gestos técnicos, pero valiosísimo para esta Selección por su carácter y poder aéreo. Su intermitente temporada en el Everton tiene que compensarla con la titularidad en el Selección.

Dos, encontrar laterales con mejor calidad para resolver jugadas en los metros finales del campo rival. Medina y Tesillo lo han hecho, en general, correctamente, pero Muñoz, Fabra y otros deberían, si verdaderamente rinden, encargarse de esas tareas.

Tres, además de darle fútbol a Mina por lo de su valor agregado, también parece una necesidad encontrar su compañero en la zona central de la defensa. Dávinson Sánchez, otrora titular indiscutido, hoy no tiene un buen nivel por haber sido relegado a la suplencia en el Tottenham durante casi toda la temporada.

Cuatro, ante la ausencia de James y Quintero, la presencia de Cardona, por su visión de juego y calidad en sus pases, se convierte en una esperanzadora expectativa en el aspecto creativo y, al tiempo, en la obligada tarea de ponerlo física y futbolísticamente en un 200%, así como Rueda dijo, y con razón, debe estar James.

Con toda seguridad hay más búsquedas, individuales y sobretodo colectivas. Y también, cómo no, hay, hasta ahora, varias certezas que sostienen el proyecto y la ilusión.

Sería una torpeza no sacarle provecho a la Copa América.