El perdón social no es una idea de un candidato presidencial, ha sido parte de miles de páginas y debates entre filósofos y toda clase de intelectuales.

¿Cuál es la clase de vida que prefiere llevar usted? Vivir con la duda de si debió perdonar o no, como se planteó Simón Wiesenthal luego de que en un hospital un criminal nazi le pidiera disculpas y él no contestara, pero quedara con ese interrogante para el resto de su vida; o acaso el perdón que propone el francés Oliver Abel cuando afirma que ¿si no se da paso al perdón la humanidad se estanca? o el perdón de Derrida según el cual ¿el ser humano incluso debe perdonar sin haber recibido la solicitud del ofensor o victimario de ser perdonado?

Nuestra legislación desde la estructura básica de la ley de leyes, la Constitución Política establece la reinserción social como una de las funciones de la pena.

¿La reinserción social comprende perdón? No tengo esa respuesta, no creo que el perdón social sea una obligación, lo que sí estoy seguro es que personas que pagaron su condena, unos vencidos en juicio defendiendo su presunción de inocencia hasta el último minuto, otros porqué negociaron o aceptaron cargos, merecen al final de ese proceso una segunda oportunidad si su comportamiento deja ver que se resocializaron, no solo siguieron su camino con trabajos legales estables, sino que cumplieron con pedir perdón y demostraron verdadero arrepentimiento de sus actos (si fueron culpables).

En un país como el nuestro en donde a través de amnistías, indultos y la justicia transicional se le ha regalado perdón a tantas personas sin haber pasado por una cárcel, sin reconocer sus delitos, sin reparar a sus víctimas, ahora ¿se quiere pretender que quienes si lo hicieron no puedan reconstruir su vida, incluso la social?

Un país en el que muchos no rechazan que terroristas o narcos estén en el Congreso de la República sin terminar de cumplir sus compromisos de un acuerdo de paz, más que favorable para ellos, va a mantener en el repudio a quienes si lo hicieron de una u otra manera, este es un país injusto, insidioso, que demuestra que no hay perdón verdadero.

Creo que falta ponerse la mano en el corazón pensar con calma y pensar que tal vez el perdón social si se requiere para avanzar como sociedad, sin embargo, viniendo como propuesta de un candidato presidencial que no reparó ni reconoció sus delitos y que por el contrario los niega, pues obviamente genera una reacción contraria a la que se espera en un estado que busca la paz.

El perdón debe hacer parte de nuestro actuar como sociedad y por lo mismo quien lo dé o lo promueva debe haber cumplido con haberlo pedido y adquirido, no es posible que con este tema se cumpla el dicho “en casa de herrero, azadón de palo”.

Queremos una nueva Colombia, en la que la palabra perdón sea una realidad, pero insisto, quien lo dé, que lo pida primero, para tener un verdadero perdón social.