Hace un tiempo atrás, pero especialmente en los últimos meses, se viene debatiendo en diversas redes si la pizza debe llevar piña o no, y ayer con la discusión entre J Balvin y otro cantante, surgió la misma duda frente al perro caliente. En lo personal le pondría piña a casi todo, así como le pongo mermelada a la arepa.
Este debate va en la misma línea de cuando se habla sobre cuál vino es para la carne, para el pollo o para el pescado; si Coca Cola o Pepsi; si Cristiano o Messi; si centro o izquierda; si el pollo asado o el pollo frito; si realista o abstracto; el güisqui con hielo o sin hielo, con soda o sin ella.
En fin, la conclusión es que quien lo va a tomar, comer o disfrutar es quien decide como se le da la reglada gana de hacerlo, es quien define sus gustos gastronómicos, artísticos, políticos o deportivos, debemos dejar esa bendita costumbre de pensar que las cosas son y deben ser como nos parecen a nosotros, la vida es variedad y cada quien la disfruta como le venga en gana, con sus gustos propios.
Diferente es que de manera tranquila y pacífica dentro de un debate de argumentos y aporte constructivo y, por qué no, a veces destructivo, podamos expresar nuestras creencias y argumentar por qué pueden ser mejores, más útiles o más sabrosas, pero no pretender imponer desde esos pequeños detalles, esta es la diferencia entre una dictadura y una democracia en todos los niveles, desde el familiar hasta el político.
En mi caso ni por pena consumo lo que no me gusta, así esté en casa ajena, por eso, salvo ahora que estoy en un régimen voluntario, siempre llevaba mi Coca Cola original en el maletín, por si en la casa en donde nos invitan, restaurante o fiesta no había aquella o por la misma razón que Jorge Oñate llevaba un aguacate en su cartera siempre, no podía vivir sin él. Sé de personas que hacen lo mismo con el picante, llevan consigo un tarrito de ají, pues no aguantan la comida sin este sabor. No hay que ser tímidos cuando de gustos se trata.
Igual sucede en todo y por la cercanía concluyo con esto: si usted es de derecha, izquierda, tibio o del centro puro (que es como ser extra de un capítulo del programa Chavo del 8), dígalo sin pena y a gritos.
No es momento de penas o timidez en nada, es mejor tener una posición, aunque el resto no esté de acuerdo, que estar parado en la incertidumbre.
Escuchemos a los demás, respetemos los gustos ajenos y las diferencias, pues al final esto es lo que le pone el sabor a la vida, si no vamos a aceptar lo que dicen los demás, argumentemos, debatamos, aunque sea solo basados en nuestro propio sentir, y seamos conscientes de que no a todos nos gusta lo mismo y no por eso se debe sentir rabia o llenarse de odio.
Ser diversos nos hace humanos e interesantes, que aburrido sería un mundo en el que a todos nos gustaran las mismas cosas.
¡Que viva la pizza con piña!, ¡Que viva la CoCa-Cola normal!, ¡Que viva el pollo frito!, ¡Que viva la arepa con mermelada!, ¡Que viva la diversidad!, ¡Que viva el #PerroConPiña!