Ayer puse un trino donde aparece un meme del personaje televisivo Nerón Navarrete, mejor conocido con NN (interpretado por Germán Escallón a quien admiro por su trabajo en este personaje que hizo historia), junto a una foto del senador Gustavo Petro, en el que con un fin humorístico decía que “mejor se hubiera quedado en la actuación”, debido a que en la foto se parecen físicamente a primera vista.

No fue y no es un ataque a la figura pública, sino a una situación. La izquierda defiende la sátira, la burla política a fuego y espada, pero sólo cuando no son ellos los protagonistas, cuando son ellos los que la “sufren” hay que soportar la furia y la ignorancia de algunos de sus seguidores iracundos, fanáticos, grupies, sin ideas y cegados por un favoritismo no a las ideas, sino a las imágenes, a lo superficial.

He sido y seguiré siendo crítico de Petro, pero también defensor del humor y la sátira en caricaturas o escritos. No me molestó el meme que me hizo Daniel Coronell ni los que recibí durante la audiencia de Diego Cadena o las caricaturas de Matador en dónde quieren expresar algún sentimiento o idea. Sencillamente con ello no merman mi fortaleza mental, solo dan a conocer su punto de vista de forma diferente y divertida.

Pues a mí me da risa y estoy seguro de que Gustavo Petro se rió también con ese meme, porque mis críticas son hacia él por su idea de país, pero sobre todo porque pienso que tiene una deuda con la verdad y reparación de las víctimas del M19, jamás por su falta de inteligencia, ya que lo considero un hombre bastante lúcido y capaz.

Un país que no soporta el humor, como no lo ha soportado ni el uribismo en algún momento ni los petristas, está destinado al fracaso. Estamos mal.

Moléstense por calumnias, por mentiras, por insultos, pero quién sufre por una idea, una expresión irónica, sátira o humor negro, su inteligencia deja mucho que desear. Tenemos problemas mucho más graves como para molestarse por un meme.

Hay que saberse reír de uno mismo, de la situación política, de la vida, porque de esta forma se puede ampliar el panorama, ver las cosas con otros ojos, pensar más allá de uno mismo o un hecho.

Recordemos a Jaime Garzón o a “El flaco” Agudelo, el primero un duro en el humor político, mientras que el segundo usaba su propia imagen para causar risa.

Alguna vez escribí sobre el Carnaval de Barranquilla y la capacidad del barranquillero de satirizar en medio de las comparsas la realidad política y social del país, situación que se repite en todos los carnavales.

Así mismo, hay otras muestras del mismo sentido del humor, como los son grupos musicales que se dedican ironizar en sus melodías, personajes callejeros, humoristas en redes sociales, creadores de memes y programas de radio especializados en esto (o que lo diga Gabriel de las Casas).

Riámonos un rato sin odios, sin tomarnos los comentarios a pecho, sin agresividad. Aprendamos que el país se puede fortalecer gracias al sentido del humor.