Y aquí vamos dando tumbos otra vez. Mientras veo la “lucha” entre un padre y su pequeño hijo, al borde la playa, porque el padre le llama Matías y el niño le contesta que él no es Matías sino Nico, me tomo unos minutos de estas vacaciones casi obligadas para tratar de escribir algo sobre el querido Junior.
Recientemente, Libertad nos metió cuatro goles con 11 jugadores y América nos clavó tres con 10. Dentro de la nueva filosofía de esperar eternamente a Amaranto pareciera ser que vamos mejorando. Que Fuentes se hizo expulsar por el codazo absurdo a Ureña es totalmente cierto. En ese momento el equipo estaba ganado 1-0 en el minuto 75. O sea que después de la expulsión, Junior jugó 15 minutos, más 6 de reposición. 21 minutos en los que América volteó el marcador reaccionando como si el partido acabara de comenzar.
Amaranto, en lugar de utilizar un lateral como Piedrahita y pasar al sector izquierdo a Viáfara, se la jugó con Hinestroza (aunque él conoce ese puesto), pero lo que vino después fue un ataque sobre ese sector que terminó siendo la razón por la que se perdió.
Digo yo acá que la razón de ello porque, si bien tuvo como acto primordial la expulsión de Fuentes, también involucra en su responsabilidad a Amaranto que no hizo algo elemental en el fútbol: recomponer su circuito defensivo y defender el resultado.
Al retroceder a Hinestroza como lateral, le dio alas al América para atacar por allí y le restó potencia ofensiva al Junior. Después trató de corregir al ingresar a Piedrahíta por Cetré, cuando ya estaba perdiendo el juego. Tres minutos más tarde recurrió al juvenil Ferlys García por Rodríguez para que arreglara la situación. Fue algo así como ver a Don Quijote peleando contra los molinos de viento.
He prometido que no pediré que saquen a Amaranto del Junior y no lo voy a hacer porque si contra todo lo que pasado en Junior después de un año y medio de trabajo de Perea, seis eliminaciones y las dos goleadas recientes, el club se manifiesta satisfecho, es porque están apostando a que, algún día pueda darles algo. No sólo ganar partidos, que es un acto anecdótico, sino títulos que son logros históricos. Es posible que lo sigan esperando a pesar de que el lema aquel de “dejen trabajar a Amaranto” se volvió obsoleto confrontándolo con la realidad. Amaranto ha tenido un apoyo inusitado de parte de los dueños del club. Nunca antes había pasado. Con mejores resultados que los de él, otros se fueron. Incluso ganado estrellas.
Si no pudo amalgamar a Borja con Teófilo para ganar “algo”, creo que sin ellos ha comenzado a remar contra la corriente. Y recordemos que la fuerza de la corriente, por lo general, vence al que pelea contra ella...