Sorprendió la derrota del Junior. No por la pérdida del juego ante Tolima, sino por la manera como se perdió. Equipos grandes, como el barranquillero, no pueden estar dejando dudas e incomprensiones en cada juego. Es que Junior pasa del cielo al infierno con una facilidad que, creo, se les volvió costumbre.
Con ‘Bolillo’ comenzó la Liga perdiendo dos partidos consecutivos, después empató cuatro en línea, cuando llegó Reyes ganó dos al hilo, después perdió uno y, acto seguido, metió dos goleadas y perdió después dos de cuatro, rematando el calendario ganando cuatro de cinco, tres de ellos, los últimos, de manera consecutiva.
Y ahora, de salida, ha jugado un partido desatinado. Ni los jugadores, a excepción de Jefferson, ni las decisiones de Reyes, funcionaron. Antes del gol de Herazo, ya el arquero había salvado tres o cuatro veces.
Apenas a los 17 minutos ya Didier había sido amonestado. Antes del primer tiempo Hómer fue expulsado, mala decisión del árbitro Delgado, o era expulsión para él y Ríos del Tolima, o con tarjeta amarilla tenían.
La inclusión de Vélez por Bacca dejó la sensación que bien se pudo jugar con tres hombres en primera línea de volantes y ser el equipo ofensivo, que siempre ha sido, pero con equilibrio.
Digo esto porque en estas semifinales debes sumar pero también jugar con el tema de la diferencia de goles.
Explico. Junior perdía 1-0. Estás de visitante. Te vienen dos partidos seguidos en casa. Juegas con 10 hombres. Procura que no te hagan otro. Pero no solamente le hicieron otro, sino otro más. Conclusión, Junior con 0 puntos y -2 en la diferencia de goles que hubiera sido -3 sino es por el penal a favor de final de juego.
Sí es cierto que esto no es cómo se comienza, sino cómo se termina. Pero es que se comenzó muy mal…