En la última encuesta de Invamer, la gobernadora Elsa Noguera tuvo una favorabilidad del 69 % y una desfavorabilidad del 26 %. Y el alcalde Jaime Pumarejo alcanzó una favorabilidad del 59 % y una desfavorabilidad del 37 %.
Encuesta tras encuesta, Elsa y Pumarejo han logrado ser los mandatarios mejores evaluados de Colombia. Ambos líderes tienen gente que los desaprueba, pero la mayoría de la ciudadanía respalda su gestión. Eso es muy importante en términos de legitimidad. Y ayuda a elevar las energías emocionales del Atlántico y Barranquilla.
Al Atlántico y Barranquilla les conviene seguir teniendo gobernantes que generen aceptación y confianza en la mayoría de los ciudadanos. Y que sigan liderando políticas, estrategias, programas y proyectos que promuevan el crecimiento económico y aumenten nuestro peso en el PIB nacional.
Sobre la situación económica de Barranquilla y los municipios del Atlántico, acabo de leer un excelente trabajo de Carlos Lozano Velásquez, contador público y experto en finanzas públicas, basado en cifras del Dane.
A 2020, el PIB departamental fue el 3,66 % ($36 billones 781 mil millones) del PIB nacional ($ 1.002,9 billones). A Barranquilla correspondieron $24 billones 430 mil millones (o sea, el 66,42 %). Le siguieron Soledad (16,77 %), Malambo (4,75 %), Sabanalarga (1,94 %), Galapa (1,84 %), Baranoa (1,79 %) y Puerto Colombia (1,13 %).
La participación porcentual en el PIB departamental es casi inexistente en los municipios restantes. Sus alcaldías están en la orfandad fiscal, sobreviven con las precarias transferencias del Sistema General de Participación (SGP) y ofrecen la única y limitada fuente de empleo formal. Esos municipios tienen que fortalecer sus capacidades para incidir en una mejor calidad de vida de sus habitantes.
Cuando se compara el PIB de Bogotá ($212 billones 200 mil millones), Medellín ($51 billones 530 mil millones) y Cali ($38 billones 550 mil millones), resulta notorio que Barranquilla tiene mucho por hacer en crecimiento económico para acercarse a Medellín y Cali y disminuir la enorme diferencia respecto a Bogotá.
Tienen que crecer, ¡y muchísimo!, los municipios que individualmente no llegan al 1 % del PIB departamental como Piojó, Suan, Usiacurí, Santa Lucía, Candelaria, Tubará, Campo de la Cruz, Manatí, Polonuevo, Juan de Acosta, Palmar de Varela, Ponedera, Luruaco, Repelón, Santo Tomás y Sabanagrande. Y deben subir el crecimiento Soledad, Malambo, Sabanalarga, Galapa, Baranoa y Puerto Colombia.
El gran enemigo del Atlántico es la pobreza y la derrotaremos con una economía pujante. Para ello requerimos una estrategia de desarrollo más ambiciosa en los sectores industrial y agropecuario, porque en el PIB del departamento representan respectivamente el 25 % y el 8 %, mientras que el sector servicios (bancos, transporte, comercio, turismo) constituye el 66 % y la minería el 1 %.
@HoracioBrieva