El corresponsal de EL HERALDO en Santa Marta, Agustín Iguarán, en un extenso informe del domingo pasado, explica muy bien el fondo de la crisis del agua en esa ciudad. Afirma que “el agua ha sido un problema de años”, pero se ha agravado “por las diferencias entre la Nación y el Distrito, quienes abiertamente se han declarado una guerra sin cuartel”.

Por esta razón, la Superservicios tiene intervenida a Essmar, la prestadora del servicio, a lo que se añade que ninguno de los proyectos planteados para solucionar la emergencia se ha podido ejecutar.

Santa Marta (y el Magdalena) hoy hacen parte del tinglado de polarización entre uribismo y petrismo porque Carlos Caicedo y Fuerza Ciudadana están con Gustavo Petro y el Pacto Histórico.

¡Cómo cambian los tiempos! Cuando Caicedo asumió la rectoría de la Universidad del Magdalena venía de reintegrarse a la vida civil con la Corriente de Renovación Socialista, una disidencia del ELN de la que hizo parte León Valencia, y sorprendió a la izquierda samaria porque se atrevió, como gerente público, a tomar valientes y drásticas medidas de saneamiento y recuperación de la universidad y sus detractores (sobre todo sindicales) no lo bajaban de ‘paraco’ y ‘neoliberal’.

Pragmáticamente, de hecho, se apoyó en los gobiernos de Ernesto Samper, Andrés Pastrana y en el primero de Álvaro Uribe que le tendieron la mano a través de los ministerios de Educación y Hacienda. Es decir, el Caicedo rector trabajó armoniosa y cordialmente con el gobierno central. El de hoy está enfrentado a este.

El Caicedo de hoy no es el mismo que llegó a esa rectoría con el respaldo de un representante de la clase política tradicional, el gobernador Jorge Luis Caballero. El de hoy está enfrentado a los clanes del departamento, a los que ha derrotado ejemplarmente.

Ese Caicedo ‘derechista’ que venía del ELN y que llegó a pedirme una vez (yo era su asesor en comunicaciones) que no le citara a Saramago en un discurso que le redacté, porque el escritor portugués era comunista, en 2018 regresó a sus orígenes izquierdistas cuando decidió competir con Petro por la candidatura presidencial. Desde entonces, a pesar de sus diferencias, han sido compañeros de lucha.

Hoy su esperanza es que Petro llegue a la Casa de Nariño. De lo contrario, le esperan días peores y los que pagarán los platos rotos son los samarios y magdalenenses dado que desde el nivel nacional lo tienen vetado y bloqueado.

De remate, la lista al Senado de Fuerza Ciudadana naufragó porque el principal alfil caicedista, Rafael Martínez, no sacó la votación anhelada. Tampoco Hollman Morris, el excandidato de Colombia Humana a la alcaldía de Bogotá.

A Martínez, por cierto, cuando fue alcalde, Protransparencia le hizo una propuesta para que Santa Marta mejorara en Gobierno Abierto. Y no le paró bolas. Me pareció extraño en una administración que se ufana de ser cristalina en el manejo de los dineros públicos.

@HoracioBrieva