Este nuevo proceso nació de las cenizas de la frustrada y escandalosa APP con Navelena. Y, exactamente, en este momento está en fase de aprobación en el Ministerio de Hacienda y en Planeación Nacional. Luego de que se cumplan los trámites correspondientes, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) podrá adelantar la licitación. Esa es la ruta.
Pedro Pablo Jurado, gerente de Cormagdalena, cree que este nuevo proceso se fundamentó sobre bases más sólidas de socialización, concertación y financiación. Y se apoyó en la academia. Un equipo de la Universidad del Norte, coordinado por el ingeniero Humberto Ávila, tuvo a cargo los estudios técnicos que están soportados en 8 tomos de específicas y rigurosas temáticas. Para darle un estándar internacional al proyecto, reducir los riesgos y mejorar su perfil financiero, el BID contrató varias firmas como Royal Haskoning en el marco de un convenio de cooperación entre la entidad multilateral y la ANI.
Esta nueva APP busca, con obras de encauzamiento, operaciones de dragado, señalización y monitoreo, hacer del río una hidrovía con condiciones de navegabilidad al servicio de un mejor desempeño de la economía nacional. La concesión tendrá una vigencia de 15 años, una inversión estimada en 1,5 billones de pesos, y a su término las obras realizadas serán devueltas a la Nación.
Una de las ventajas más tangibles de recuperar la navegabilidad del río es que se podrán movilizar más de 7.000 toneladas de carga en un convoy, mientras que por carretera se requieren unos 200 camiones. Amén de que los tránsitos fluviales no contaminan, reducen el tráfico terrestre y son silenciosos. Otro beneficio no menos importante es que el rescate del río insignia del país favorece directamente a 69 municipios y a 6.600.000 habitantes de siete departamentos. Y se calcula que se generarán 16.300 empleos entre directos, indirectos e inducidos.
Distinguidas voces barranquilleras se han mostrado airadas porque el proyecto no llegará hasta Puerto Salgar (Cundinamarca) y La Dorada (Caldas). El ingeniero Ávila piensa que esa extensión puede darse en el futuro. “Lo que pasa, añade, es que las condiciones del río son diferentes y no puede ser visto ni tratado de la misma forma. De Barrancabermeja a La Dorada el río presenta caudales menores, su subida se hace pronunciada y las estrategias de intervención cambian”. Sin embargo, de Barrancabermeja en adelante funcionarán los modos carretero y férreo.
@HoracioBrieva