Hace 16 meses cuando el comité institucional de la Universidad del Norte tomó la decisión de suspender la ceremonia de grados presenciales programada para el primer semestre del pasado año, el equipo de salud tuvo que dar a nuestros compañeros, a graduandos y a sus familias muchas explicaciones sustentadas en supuestos que sonaban apocalípticos, por lo inédito de sus magnitudes y por lo desproporcionada que en ese momento parecía la medida.

Durante estos largos meses cargados de dolor y ansiedades, todos en el mundo académico hemos aprendido a valorar más esos momentos en que nos reuníamos para celebrar la culminación de las diferentes etapas por las que transita el talento humano durante su formación. Esa valoración que ha crecido día a día en muchos de nosotros la hemos convertido en una motivación adicional para trabajar con ahínco en acciones que nos han permitido mantener la esperanza en medio de los días más difíciles que ha vivido nuestra civilización en los últimos tiempos.

Producto de las acciones emprendidas desde lo individual y lo colectivo, finalmente hoy nos reuniremos, cumpliendo todas las medidas de bioseguridad definidas por las autoridades, en una solemne ceremonia para entregar los diplomas que habilitarán para el ejercicio profesional a la cohorte que recién culminó sus estudios a nivel de pre y posgrado en el área de la salud en Uninorte.

Los anhelados momentos que disfrutaremos durante el mencionado encuentro serán un espacio perfecto para dejarnos abrazar, esta vez por la gratitud. En lo personal y en nombre de toda nuestra comunidad universitaria, agradeceré públicamente el trabajo y dedicación con que ha liderado el Dr. Fernando Ruiz el equipo humano que desde el Ministerio de Salud ha atendido la pandemia, especialmente por su liderazgo en el diseño y puesta en marcha del Plan Nacional de Vacunación, piedra angular de la seguridad que nos permitirá hacer la soñada ceremonia.

Agradeceré también a los graduandos y a sus familias, pues aún en medio de sus temores y en algunos casos del inmenso sufrimiento por la pérdida de seres queridos, encontraron día a día la fuerza para continuar con su proceso formativo. De manera particular, los nuevos médicos, enfermeras y odontólogos que se gradúan hoy en la Universidad del Norte mostraron su gran capacidad de resiliencia con los excelentes resultados que obtuvieron como grupo en sus pruebas Saber Pro.

Mis agradecimientos solo estarán completos cuando los extienda a toda la comunidad de colaboradores de Uninorte, incluidos todos los del Hospital de la Universidad del Norte. Esta casa que enseña a triunfar ha demostrado, desde su fundación, que la alegría que la caracteriza está basada en la verdad que defiende con rectitud, aún en momentos de tanta incertidumbre como los que hemos enfrentado por la crisis de salud pública actual.

Espero que mis lectores habituales me excusen por lo personal de esta columna, pero no pude resistirme a la tentación de dejar constancia de mi convicción de que la verdadera gratitud se da cuando la memoria se almacena también en el corazón.

PD: Recuerdo hoy el día que vi por primera vez un cuadro que una madre tejió durante su embarazo para su hijo y cuyo texto dice: Algún día volarás… éxitos en tu vuelo.

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