5.019 proyectos por $63,9 billones de infraestructura social, de transporte y de servicios públicos han sido planteados para la Región Caribe entre los años 2019 y 2022, por gobernantes de todos los niveles como parte fundamental de los planes de desarrollo de sus administraciones y basados en diagnósticos sobre las necesidades de los territorios en esos frentes.
Los datos están consignados en el Sistema de Información del Sector de Infraestructura, SISI, de CCI Norte, y muestran el interés de los mandatarios por generar mejores condiciones de vida y competitividad en departamentos, ciudades y poblaciones, y en la productividad de las empresas ubicadas en ellas.
Sin embargo, muchas administraciones departamentales y municipales adolecen de debilidades en la estructuración de los proyectos porque ello requiere hacer estudios y diseños que exigen una capacidad técnica, operativa y financiera de la cual carecen. Allí encuentran entonces un primer gran obstáculo para acceder a recursos del gobierno central, derivados del Presupuesto General de la Nación, o de regalías, con el fin de cumplir sus propósitos de atender las solicitudes de muchos años de sus gobernados, o generar nuevas oportunidades de desarrollo económico y social. Y si de alguna manera logran formular los proyectos, luego comprueban que no tienen la consistencia requerida en diseños y estructuración, factores determinantes para su aprobación y la debida asignación presupuestal en estas instancias.
Barranquilla y Atlántico han logrado disponer de presupuestos con ese fin y constituir organizaciones como Puerta de Oro, Empresa de Desarrollo Caribe, con alta capacidad de diseño y estructuración de proyectos con los estándares requeridos por las entidades del Gobierno nacional para jalonar recursos. Instrumentos de este tipo deben estar en la agenda del Frente de Integración Regional y de la Liga Costeña, iniciativas a las que me referí en la columna anterior, y que abordaremos en la Cumbre de Gobernadores que tendremos en el XIII Encuentro Regional de Infraestructura el próximo 26 de octubre.
En la Cámara Colombiana de la Infraestructura, Seccional Norte, seguimos comprometidos en coadyuvar en la generación de una sólida cultura de formulación de proyectos asociados a este sector, basada en transparencia, buenas prácticas, pliegos tipo, y oportunidades para todas las empresas de nuestra cadena de valor, que permita superar ese primer gran cuello de botella para que iniciativas como las aquí señaladas sean avaladas por el Gobierno nacional en sus instancias debidas, y por la banca interesada en su financiación.
La barrera para el desarrollo de infraestructura en la región no es la falta de capital financiero, sino la carencia de proyectos bien preparados, financiables y listos para la inversión. Aunque el sector privado está interesado en la infraestructura como una clase de activo y dispuesto a invertir, enfrenta desafíos al navegar por las políticas, las regulaciones y los riesgos del proyecto.
Un proyecto bien preparado es aquel que está estructurado para garantizar una buena asignación de riesgos y viabilidad comercial. Esto brinda a los inversores la confianza para considerar adecuadamente los riesgos y los factores atenuantes al determinar su viabilidad.