Bastó que el Presidente Iván Duque, y su equipo de gobierno vinculado al transporte y la infraestructura, tomaran la decisión de atender nuestro clamor de muchos años por un eje vial en doble calzada que integrara a Cartagena, Barranquilla y Santa Marta, para que con la ejecución de obras y la asignación de presupuestos, ese sueño, aplazado por 20 años, esté más cerca que nunca de ser una realidad, lo que constituirá un hito histórico para la Región Caribe.
En la vía Barranquilla – Ciénaga, donde mayores dificultades se tenían, hoy el horizonte está despejado. Allí convergen los $700 mil millones aprobados, a nivel CONPES y CONFIS, para la construcción de los dos viaductos en doble calzada en los kilómetros 19 y 28, los puntos donde el impacto de la erosión costera amenaza con romper la carretera; la ampliación del tramo restante, bajo las mismas características, que estructura la concesión actual; y la Variante de Ciénaga, obra que ejecuta INVÍAS.
En la vía Cartagena–Barranquilla este instituto avanza en la construcción de alrededor de 11 kilómetros en doble calzada que llegarán hasta inmediaciones de Santa Verónica. Una vez se apruebe la ampliación del contrato con la Concesión Costera, lo que está en estudio, el concesionario podría continuar ese tramo con unos 20 kilómetros más y con ello tendríamos una tercera parte de ese corredor con tales características. La financiación de los aproximadamente 30 kilómetros que faltarían hasta el peaje de Marahuaco es lo que debemos gestionar.
Esta vía se integra con la Circunvalar de la Prosperidad, que en un sentido nos lleva a la Banda Oriental del Atlántico y en el otro nos conecta con la Vía 40, y a través de ella con el Corredor Portuario de Barranquilla que ha sido determinante para mejorar sustancialmente la conectividad con los centros logísticos instalados en su zona de influencia y con la generación de condiciones más apropiadas para el multimodalismo del sector transporte.
Con este eje vial en doble calzada reduciríamos la distancia entre las tres ciudades, en tiempos de viaje, facilitaríamos la viabilidad de proyectos de alto impacto para la región, como el nuevo Aeropuerto de Cartagena, llamado a ser el HUB alterno de Bogotá, e impulsaríamos el desarrollo del potencial turístico e inmobiliario que se da en la franja costera del Atlántico y Bolívar, el cual puede llevar a la conurbación de sus dos capitales.
Un sistema vial moderno y eficiente es elemento estructural del crecimiento económico de cualquier territorio porque mejora la competitividad de las empresas, ayuda a diversificar la estructura productiva, facilita la acumulación de capital humano, permite la inserción en los flujos del comercio internacional, y contribuye a la generación de empleo. Por eso se dice, con razón, que construir infraestructura es abrir puertas al progreso y a la inclusión social. Y por eso debemos constituir un frente común y una hoja de ruta a seguir para terminar de construir un sueño que está próximo a ser realidad.
*Director ejecutivo CCI Norte