Elon Musk, magnate sudafricano, 249 billones de dólares de capital, según Forbes, CEO de Tesla, en Saturday Night Live: “Estoy haciendo historia esta noche, soy la primera persona con Síndrome de Asperger como presentador de SNL. Sé que a veces digo cosas extrañas, pero así es como funciona mi cerebro. A cualquiera que haya ofendido, sólo quiero decirle que reinventé el auto eléctrico y estoy enviando a la humanidad a Marte. ¿Qué esperan de mí, que me comporte como un sujeto frío, normal?”.
Utilizo el monólogo de este aspergeriano para mostrar los componentes del síndrome dentro de los criterios universalmente aceptados para el Trastorno del Espectro Autista (TEA): la interacción social recíproca, que va del aislamiento social a la intrusión; el lenguaje verbal y gestual, desde la carencia del lenguaje, el atraso en su desarrollo, hasta el lenguaje sofisticado; el rango de actividades e intereses, desde la repetición infinita de acciones hasta la especialización en asuntos que están por encima del promedio de personas de su edad.
El criterio fundamental para el diagnóstico del Asperger es que no haya tenido ningún problema en el desarrollo del lenguaje, cumpla los períodos desde el balbuceo y adquiera un lenguaje a la edad de 3 años igual o superior al de los chicos de su edad. Por esta razón, se escolarizan junto con los niños considerados típicos y hasta pueden superarlos en rendimiento académico y graduarse con honores. En su desarrollo pueden establecer relaciones de pareja y formar una familia como nosotros que nos consideramos típicos, o dedicarse a obras y creaciones de reconocimiento mundial y de beneficio para la humanidad.
La pregunta aquí es ¿dónde está la enfermedad?, o mejor, ¿qué es lo que determina que sean unos enfermos Steven Spielberg. Keanu Reeves, Andy Wahrol, Anthony Hopkins, Daryl Hannah, Bill Gates y, probablemente, su vecino, o usted mismo sin diagnosticar?
La medicina tiene criterios muy claros para la salud y la enfermedad, por esa razón, no es lo mismo diferente que enfermo y el término “normal” desapareció de sus annales hace ratos y se adoptó “típico” para enmarcar a los que nos creemos normales.
Hasta ahora no se ha podido demostrar que el cerebro autista esté dañado o enfermo, lo que sí se ha descubierto es que presenta unos cambios sorprendentes que pudieran explicar esa capacidad para ver y aprehender el universo de otra manera y actuar en él de manera proactiva.
¿Qué tan normal es el individuo que miente, engaña, roba, asesina, se aprovecha de la ignorancia del otro, abusa física o sexualmente? Tenemos que mirarnos con otros ojos.
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