Hace tres días falleció en el Hospital General de Barranquilla uno de los grandes de nuestro fútbol, el señor Pedro Vásquez, cuyo sólo nombre indicaba elegancia, liderazgo, seriedad, capitán de campo en cualquier equipo que tuviera la fortuna de contar con sus servicios en una de las posiciones de mayor responsabilidad en el fútbol, el defensa central, el encargado de mantener su valla invicta.
Esta es mi sentida condolencia a su familia, al fútbol de Colombia y al fútbol del Magdalena. Es un deber dar las gracias a personas que con su actuación personal y profesional son motivo de orgullo y representan una influencia beneficiosa, un referente para la comunidad, en este caso local por su participación en dos equipos de la costa norte de Colombia, el Unión Magdalena de Santa Marta y el Deportivo Junior de Barranquilla; y nivel nacional por haber representado al país en eliminatorias mundialistas.
La condolencia lleva implícita un lamento por la ausencia en el equipo actual de jugadores con la personalidad del señor Vásquez, capaces de echarse el equipo al hombro con su liderazgo y sacarlo de situaciones difíciles. Necesitamos 11 jugadores en la cancha de la talla mental de este querido jugador que nos dio tantas satisfacciones a nivel deportivo y que hoy extrañamos teniendo en cuenta lo que ha pasado en el equipo de su ciudad natal, que ha padecido campeonatos frustrados, descensos inaceptables a categorías menores de un equipo y una ciudad que se han distinguido por aportar jugadores a nivel local en la mayoría de los equipos del país, así como a nivel internacional con lujo y dejando el buen nombre encumbrado en los anales del fútbol.
Pedro Vásquez, un señor en el sentido más universal del término, su decencia, su don de gentes, nunca una nota discordante, respetuoso de las personas en la calle y del fanático en el estadio por su entrega de principio al fin, sobre todo con una talla no muy alta para esa posición que compensaba con su calidad en la que se adueñaba del balón con elegancia sin forcejeos con el rival por grande o fuerte que este fuera.
¿Qué ha pasado con el fútbol del Magdalena que está en unos padecimientos que no se pueden comprender dentro de una historia gloriosa representada por personas como este señor que inspiraba respeto con sólo verle la cinta de capitán en el brazo y su actitud profesional?
Hace mucho rato no vivo en la ciudad de origen de ambos donde portamos orgullosos el escudo del Unión Magdalena, que en su época lo llamábamos el Ciclón Samario por el fútbol que jugábamos. Eso está muy distante ahora, cuando acompañar al equipo implica un sufrimiento y un temor justificado por volver a descender. Por esa razón, no tengo elementos para explicarme qué le pasó a ese fútbol que mostraban aquellos jugadores portadores de un ADN que no puede haber desaparecido de la ciudad o el departamento.
Ojalá a las directivas del fútbol se les dé por mostrar a las nuevas generaciones futboleras nuestros héroes a manera de “influencers” de verdad para el rescate del fútbol samario.
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