La fina línea que divide fantasía y realidad es el foco de esta nueva producción de la actriz y directora francesa Mia Hansen-Løve, conocida por Father of My Chjildren (2009), por la cual ganó el Premio del Jurado en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes, y por Things to Come (2016), que mereció el Oso de Plata como Mejor Directora en el Festival de Berlín.

Bergman Island es su primer proyecto en inglés, y está filmada en la isla de Fårö, lugar donde Ingmar Bergman pasó muchos años, y donde escribió la mayor parte de su obra. Con este marco referencial, que en ciertos momentos toma tonos irónicos y en otros trascendentales, la historia se centra en una pareja de cineastas, Chris (Vicky Krieps) y Tony Sanders (Tim Roth), quienes llegan a la isla a hacer una residencia de verano.

Cada uno de ellos tiene formada su propia opinión acerca del ícono del séptimo arte. Mientras Tony es un admirador incondicional, Chris cuestiona aspectos de su vida personal, especialmente como padre y como hombre, aunque reconoce el talento en su obra.

La pareja de escritores parece emular en cierta forma el legado de Bergman. Consecuente con los argumentos planteados, para Tony el trabajo fluye con facilidad, es seguro de sí mismo e ignora los intentos de ella para reafirmarse. Chris resiente la falta de sensibilidad de Tony y manifiesta abiertamente su bloqueo, hecho que se presta para que él le sugiera olvidar la escritura y convertirse en ama de casa.

Pero más allá de lo personal, el fantasma de Bergman se respira en la geografía y las localidades marcadas por su historia. En la iglesia donde está enterrado, Chris conoce a Hampus (Hampus Nordenson), un estudiante de cine sueco que participa en la residencia y en un gesto liberador decide irse a explorar la isla con él. No importa que Tony estuviese esperándola para hacer el “Safari de Bergman”, una atracción turística difícil de aceptar que exista en realidad.

Pero tan pronto Chris da rienda suelta a su libreto, el tono del filme cambia, y empezamos a ver una nueva película cuyo relato se centra en Amy (Mia Wasikowska), una cineasta americana que viaja a Fårö para asistir a la boda de una amiga. Allí se reencuentra con un viejo pretendiente, Joseph (Anders Danielsen Lie), con quien tuvo una relación frustrada. Sin embargo, la llama quedó encendida y los dos inician un affaire durante la corta estadía. 

Como espectadores seguimos las dos tramas sin darnos cuenta en qué momento los caracteres se han mezclado y ya no distinguimos ficción de realidad, revelando cuán personales pueden llegar a ser los relatos de un escritor, o para el caso, las películas de un cineasta. La nostalgia y la añoranza se hacen presentes en lo que ahora se percibe como un amor imposible, que siempre se manifestó a destiempo por distintas circunstancias.

Sin juicios de valor y con actitudes muy civilizadas vamos descubriendo las emociones, sentimientos y pasiones que, aunque parecen tomar rienda suelta, son contenidas muy al estilo de Bergman, hasta que solo la expresión artística les dé salida.

Bergman Island tuvo su premier en el Festival de Cannes 2021 y se presenta en teatros a partir del 3 de febrero.