El director Adam McKay es especialista en retratar el mundo del poder y sus artimañas inyectándole buenas dosis de drama, sarcasmo e ironía. En La gran apuesta (2015) lo hizo con los financistas, mostrando sus excesos y la obsesión por el dinero. En El Vicepresidente lo hace con los políticos, en este caso personificando uno de los mas manipuladores y dominantes, como lo fue Dick Cheney. Ambos mundos están marcados por la crueldad, el individualismo y el poco interés por los valores humanos.
Conocido por sus maniobras detrás de bambalinas, la película hace un recorrido por la carrera política de Cheney, hasta culminar con su llegada a la vicepresidencia durante el período de George W. Bush en Estados Unidos.
La cinta empieza desde que Cheney (interpretado por el magistral Christian Bale) era trabajador de electrónica en Wyoming, donde conoce a Lynne Vincent (Amy Adams), su futura esposa, personaje de gran influencia en su vida.
Desde el comienzo de la relación Lynne se da cuenta que el exceso de alcohol y su conducta descontrolada no lo llevarían sino al hundimiento, de manera que le impone las condiciones bajo las cuales está dispuesta a continuar. Dick, por su parte, promete no desilusionarla nunca mas, dedicándose a complacer sus aspiraciones arribistas sin romper en lo mas mínimo su promesa.
Cheney entra luego a una pasantía en Washington en la época de Richard Nixon, donde empieza a hacer las conexiones necesarias para volverse indispensable y subir de escalafón. Donald Rumsfeld (Steve Carell) es una de ellas. Se convierte en jefe del Estado Mayor de la Casa Blanca durante la administración de Gerald Ford (Bill Camp), y pasa cinco periodos en el congreso. Es Secretario de Defensa de George H.W. Bush, y durante la administración de Clinton se convierte en CEO de la empresa Halliburton, cargo que después abandona para poder postularse a la Vicepresidencia con George W. Bush (Sam Rockwell).
Aunque los acontecimientos que se narran en El Vicepresidente son conocidos, la película no deja de sorprendernos, permitiendo examinarlos desde una nueva perspectiva. La descarada manipulación de la información, la corrupción y la destrucción paulatina de los valores democráticos fueron hechos que se dieron ante los ojos del mundo entero, los vivimos y fuimos partícipes, y eso es lo que nos deja desconcertados.
La película es ambiciosa, en cuanto trata de cubrir un periodo demasiado extenso, contemplando aspectos económicos, sociales, políticos y familiares, que a veces se convierten en un collage, y aunque conocemos lo que se jugó detrás de la administración Bush, no se alcanza a digerir la cantidad de información que condensa.
Lo mas notable de la cinta es la actuación de Christian Bale, cuya transformación física y la gesticulación lo hicieron merecedor del Globo de Oro como Mejor Actor. También se encuentra nominado para el Oscar, lo mismo que Amy Adams como su esposa.
Es evidente que ni el director ni el actor profesan la mas mínima simpatía por el sujeto, y por ello Bale, de manera tan irónica como el filme, agradeció en su discurso a Satán, por haberlo inspirado para representar el personaje.
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