La esperada secuela de Beetlejuice, dirigida por el visionario Tim Burton, debuta esta semana en cines de todo el mundo con gran expectativa, tras inaugurar el Festival de Venecia.
La colaboración de Burton con el protagonista Michael Keaton en su icónico papel cuenta con algunos de los personajes originales, como Winona Ryder en el rol de Lydia Deetz, y Catherine O’Hara como Delia Deetz. Además, se suman nuevos integrantes al elenco, entre ellos Justin Theroux, Monica Bellucci como Delores, la primera esposa de Beetlejuice, Arthur Conti, la sorprendente Jenna Ortega como Astrid, la hija de Lydia, y Willem Dafoe como policía.
Con un guión de Alfred Gough y Miles Millar, la trama gira en torno al regreso a la casa en Winter River de tres generaciones de la familia Deetz tras una pérdida familiar. Cuando la rebelde Astrid encuentra el misterioso modelo del pueblo en el ático y el portal al más allá se abre, la vida de Lydia se ve alterada. No tarda en aparecer Beetlejuice después que alguien pronuncia su nombre tres veces, buscando ayudar a cambio de imponer sus propias exigencias, lo que añade más caos al ya presente entre los dos mundos.
El estilo distintivo de Tim Burton, quien regresa a sus raíces originales puede definirse como un género en sí mismo, respaldado por un destacado equipo técnico que incluye el director de fotografía Haris Zambarloukos, el diseñador de producción Mark Scruton, la diseñadora de vestuario ganadora del Oscar, Colleen Atwood, y el compositor, también nominado al Oscar, Danny Elfman.
Sin embargo, las elaboradas secuencias no logran provocar el impacto sorpresa de la primera entrega y el pastiche de personajes y géneros se vuelve redundante. La película resulta una mezcla de musical, thriller policial, drama familiar e historia de amor estilo gótico que no logra conmovernos como en la anterior.
El argumento se complica con tantas historias paralelas que dejan la trama central de las tres mujeres protagonistas en segundo plano. Los elementos de sátira social y el apoyo a las minorías, característicos de este director se desvanecen en medio del caótico entorno.
No obstante, hay que destacar algunas escenas memorables como la reconstrucción del cuerpo de Delores, uniendo pieza por pieza con una grapadora, la actuación especial de O”Hara, que se roba el show cada vez que aparece, y Ortega, quien sin duda atraerá a una nueva generación de espectadores para el filme.