Tras divorciarse, David decidió que estaba totalmente libre para complacerse a sí mismo. Le encantaba gastarse todo su dinero en él y decoró su casa de forma espléndida y se compró un guardarropa que llamaba la atención. Buscaba constantemente la compañía de mujeres atractivas.

David era un abogado que a sus 40 años de edad buscó tratamiento para su depresión anímica. Parecía ser un hombre extrovertido que prestaba atención meticulosa a su apariencia. Se encargó de ganarse la admiración de la terapeuta con su ropa nueva de marca conocida.

David estacionó frente al consultorio una camioneta de modelo reciente. También le preguntó a la terapeuta qué clase de carro tenía yo y a cuántos pacientes VIP atendía, es decir , quería conocer si atendía personajes importantes, días antes, ya su secretaria había hablado con la mía, pidiendo detalles concretos de cómo era el consultorio de la terapeuta, la secretaria de David preguntó detalles como qué tan moderna era la decoración, y cómo era el sitio, mi secretaria confundida con esas preguntas inusuales me lo comentó.

David quería asegurarse que estaba viéndoselas con alguien que era el mejor del ramo. David habló de que había sido un estudiante destacado y un súper-atleta, pero no proporcionaba mayores detalles que pudieran demostrar un rendimiento superior en estas áreas.

Durante sus estudios de leyes se convirtió en un adicto al trabajo, alimentado por fantasías de un trabajo brillante y un reconocimiento internacional. Pasaba el tiempo mínimo con su mujer y tras nacer su hijo dedicaba aún menos tiempo a ambos. Esperó hasta sentirse razonablemente seguro en su primer trabajo y obtener solvencia económica, y luego pidió el divorcio.

Tras divorciarse, David decidió que estaba totalmente libre para complacerse a sí mismo.

Se sentía mejor cuando alguien lo halagaba, cuando se hallaba en una situación social en la que podía convertirse con facilidad en el centro de atención y cuando podía fantasear con obtener una posición de alto nivel, ser reconocido por su gran talento o sencillamente llenarse de riquezas.

Las personas con el trastorno de personalidad narcisista tienen un sentido irrazonable de importancia personal y están tan preocupados por ellos mismos que carecen de sensibilidad y compasión por otras personas. No se siente bien al menos que alguien los esté admirando. Y como a menudo no logran vivir el nivel de sus propias expectativas, se deprimen con frecuencia.

La prevalencia de este trastorno va en aumento, la terapia cognitiva se orienta en reemplazar sus fantasías por un enfoque en las experiencias placenteras cotidianas que son verdaderamente alcanzables, técnicas de afrontamiento como el entrenamiento en relajación para ayudarlos a enfrentar y aceptar la crítica, y centrarse en los sentimientos de los otros.

Como pareja son personas que carecen de empatía, son reacios a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de su cónyuge, son arrogantes, soberbios y exigen admiración excesiva. Tienen un grandioso sentido de auto importancia, pero desprecian los logros de su pareja.

Viven en una búsqueda interminable e infructuosa de la persona ideal que llene sus necesidades de empatía insatisfechas.

Sus matrimonios casi siempre se acaban. La verdad vivir con un narciso puede ser un infierno en vida para su pareja.