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Las mujeres que asustan

Queridos hombres las mujeres estamos reaccionando, pero esto no impide coexistir, decidimos despertar de la hipnosis impuesta por las costumbres Las mujeres que asustan no se viven perfectas, sino reales eso lo explica todo; están con los torrentes sanguíneos despejados incluso le decepcionan enormemente los hombres predecibles.

Las mujeres que asustan transitan por nuevos mundos, realizan viajes, estudian sin abandonar el goce, se divierten con amores repentinos que agregan adrenalina erótica al asunto, por ello tienen un sinnúmero de cosas por contar; paralelo a esto está la voz masculina transita por el miedo a los cambios de roles estereotipados de género y los retos actuales de conquistar a las mujeres.

Las mujeres que asustan amenazan la histórica comodidad patriarcal, esa masculina costumbre de ejercer el poder sobre la mujer, les hace pensar que ellos no están preparados para esas mujeres que les parecen que actúan intencionalmente malvadas y gozosas de percibir su angustia, lo cual no siempre es así. Aclaro.

Esta reflexión la hago porque en el viaje que realizo por diferentes países me he reencontrado con hermanas de vida, a quienes les escucho relatos casi calcados de situaciones en las que algunos hombres huyen de ellas.

De otro lado, esto contrasta con el susto de algunos amigos que me cuentan sus experiencias, advierto que inician sus relatos con “tú que eres feminista” como insinuando tú qué sabes bien del despertar de las mujeres, mira te cuento esto.

En este sentido, para explicar mejor como es el rollo de las mujeres que asustan procedo a compartir una de esas muchas historias que escucho de los hombres (asustados)

José  me cuenta que conquistar a las mujeres en la actualidad requiere más que sólo actitud hay que alistar una hoja de vida impresionante.  Antes salíamos a bailar y ya, ahora salimos a conquistarlas como si fuera una entrevista de trabajo. Por supuesto, nosotros también estudiamos sus curriculums, algunos de ellos intimidantes, como el de una conocida con quien había perdido contacto y le pregunté, a través de Facebook, sobre su vida la respuesta que me dio fue la siguiente:

(...) Estoy en París haciendo una maestría en asuntos públicos en Sciences Po. Estoy feliz y aprovechando mucho para viajar y conocer. En septiembre me voy para Nueva York a hacer el segundo año de máster... es un dual degree program que me ha fascinado. Así que estaré en Colombia como en 2026... Estoy además aplicando a una beca con el Banco Mundial (...) en el verano voy a trabajar en la OECD -Organisation for Economic Cooperation and Development-. Conseguí una práctica ahí (...) Tú, ¿qué cuentas de cosas?".

José me contaba, amiga Fa, Yo tenía dos opciones de respuesta. La primera: decirle que el fin de semana pasado me había ido a playa al pueblo de al lado con mis primos para que supiera que yo también viajo y no sólo ella sabe divertirse. La segunda alternativa era contarle que hace unos cinco años fui al carnaval de Barranquilla y me emborraché con mis primos; porque yo también tengo mucho mundo... Lo pensé mejor y entenderá amiga que preferí no responder nada.

Esta historia contrasta mucho con lo que se escucha en los diálogos de las mujeres, que por supuesto no develaré pues bien lo dice Florence Thomas “La fuerza de las mujeres está en los secretos que guardamos de nuestros diálogos”  solo diré que  somos solidarias con ellos más de los que ellos creen pues no es que las mujeres pretendamos hacer sufrir a los hombres, es que ahora la vida tiene otros ritmos, como si hubiera cambiado de balada a reguetón, porque claramente sin perreo no hay revolución.

Las mujeres no se resignan a las recetas estáticas, no es para menos después de una historia de resiliencia que ya aburre perpetuar, vale toda la pena ser atrevidas y libres. Cada vez tienen los ojos más abiertos, como diría la escritora Ángeles Mastretta: “ser mujeres de ojos grandes”.

Queridos hombres las mujeres estamos reaccionando, pero esto no impide coexistir, decidimos despertar de la hipnosis impuesta por las costumbres
Las mujeres que asustan no se viven perfectas, sino reales eso lo explica todo; están con los torrentes sanguíneos despejados incluso le decepcionan enormemente los hombres predecibles.

Ñapa: Queridos hombres ustedes necesitan despertar del letargo del machismo, sobre todo trascender de la condena de demostrar lo machos que son para existir liberados de tanto machismo.

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