A lo largo de mi vida, me he convencido que el mejor argumento son los hechos que marcan la historia y en ellos me baso para desarrollar la afirmación “Ellas se atreven”, inspirada en el contundente discurso de la vicepresidenta electa de Estados Unidos – Kamala Harris – quien nos recordó la importancia de llegar a cargos de poder y lograr grandes apuestas siempre con la mirada sorora de abrir caminos a otras y de ser tejedoras incluso de lo imposible; asegurarnos que las nuevas generaciones y todas las otras mujeres puedan facilitar sus procesos a través de nuestro apoyo; ahí está el sentido de lograr algo, asegurarnos que no seamos las ultimas en hacerlo y seguir sumando a este gran telar de liderazgos femeninos en el mundo.

Sabemos que históricamente a la mujer nada le ha sido fácil. Acceder a la educación, al trabajo digno, a la política y vivir en igualdad de derechos no han sido regalos que le llegan por domicilio, sino que involucran luchas y entregas para conseguirlos. Debo reconocer que algunas, por diversas razones (que no juzgo bajo ninguna razón) se resignan y a veces sin ser conscientes, viven sometidas al absorbente patriarcado; pero son muchas (la mayoría) quienes deciden asumir un estilo de vida empoderado y eso se ve reflejado en los roles de poder y los avances que se han alcanzado en temas de equidad e igualdad de derechos.

Inicié con esa explicación porque no es mi objetivo avivar paradigmas de victimización de las mujeres, sino mostrar que a pesar de que la construcción del mundo ha estado marcada por visiones masculinas-machistas; la mujer sigue contra todo pronóstico en pie de lucha, no porque así lo quiera o haya elegido, sino porque así le toca; pues nacer mujer trae consigo algunas condenas sociales y eso se puede demostrar a la luz de hechos históricos.

De este modo es pertinente, citar a Camila vallejo, quien afirmó que: “Respecto de las mujeres, cuando buscan trabajo, además de calificación se le pide presencia además ser simpáticas y coquetas, pero no mucho…De la mujer se sospecha cuando es joven porque desestabiliza a la manada y se le rechaza cuando los años pasan porque ha perdido competitividad. Es excomulgada por fea y también cuando es bella. En el primer caso se dice que es repulsiva, en el segundo provocadora. Cuando no es lo uno ni lo otro la tildan de mediocre”.

De este modo, las mujeres no pueden detenerse por los ataques machistas que reciba, eso por el contrario debe fortalecerla a seguir sin distracción alguna; la apuesta es trascender y hacer resistencia al patriarcado, tener el carácter tan estructurado que enfrente imaginarios sociales desde los cuales no adjudican su logros a sus capacidades sino al “marido millonario” que la ayudó o porque ella “está muy buena y supo sacar provecho” y en general, refieren comentarios erotizados que buscan anular sus capacidades; lo cual, está llamado a cambiar y es preciso reconocer que las mujeres si se atreven a parir sueños aunque estos impliquen desafíos y deba pujarlos sin ningún tipo de anestesia.

La tarea que tenemos es asegurarnos de no ser las únicas y las ultimas, de ser legado para las nuevas generaciones, que cada día se erradiquen prejuicios basados en la pobreza, el género, la cultura o la etnia; que nada de esto sean barreras para que ellas accedan a escenarios que se veían imposibles pero que le son desde todo punto de vista posibles. No hay nada que una mujer no pueda alcanzar. Asegúrate de no ser la única, ni la última.