Los abuelos de mi tiempo hablaban de ‘chivitos’ para referirse a los ahorros de dinero que tenían. ¿De dónde viene ‘chivitos’? Roberto Silvera, B/quilla

La palabra original era chavo, aféresis de ochavo, del latín octavus (octavo), moneda española de cobre así llamada por pesar un octavo de onza, que en el siglo XVII fue mandada a acuñar por el rey Felipe III. Su valor era muy bajo, y siguió siéndolo en tiempos modernos, pues, antes del euro, en España equivalía a diez céntimos de peseta. Para referirse a monedas de ínfimo valor, también se ha usado el término en Puerto Rico, Cuba, Venezuela y el Caribe colombiano, en algunas de cuyas ciudades, en una época en que el servicio de transporte público se prestaba en buses a los que les decían chivas, el pasaje costaba unos pocos chavos; entonces los chavos para pagar la chiva, por asociación fonética, se convirtieron en chivos. Más tarde, coloquialmente, el dinero en general pasó a llamarse chavos o chivos o chivitos.

¿De dónde viene ‘zocato’ para referirse a un alimento pasado? Anónimo, B/quilla 

‘Zocato’ viene de ‘zoquete’, y este, según algunos, del celta tsucca ‘pedazo de tronco, extremo de un trozo de madera’ o del diminutivo del latín medieval socus o soccus ‘extremo grueso de un madero’ o del árabe suqât ‘desecho, objeto sin valor’. ‘Zocato’ es sinónimo de ‘zoquete’ cuando se refiere a un tonto o a alguien rudo, de tardo entendimiento, torpe o ignorante, al que se le dificulta comprender las cosas más elementales. La palabra ‘zocato’, de la que se desconoce cuándo devino desde ‘zoquete’, pasó a aludir a un sujeto zurdo, o a la fruta que se pone fofa y no llega a madurar, o a la galleta o al pan envejecidos o acorchados, o duros, resecos y nada flexibles, debido, entre otras cosas, a la humedad o a las condiciones de almacenamiento.

¿Cómo se originó el dicho ‘perder los estribos? Aurith Hernández, Bogotá

La frase original es ‘perder los estribos de la paciencia’, y tiene el sentido de disparatar, de descontrolarse, de estar fuera de razón o de perder la calma, la cordura, el aplomo… Es un dicho de hace varias centurias, cuando las personas andaban a caballo, montadas en sillas que, como hoy, tenían dos estribos para meter los pies. Cuando un pie se salía ‘se perdía el estribo’ y entonces era más difícil dominar a la cabalgadura. Figuradamente, se asocia con una persona que, ante una situación adversa o imaginada como tal, no la domina, pierde la compostura y grita u obra sin concordancia o desatinadamente.

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