Alguien que no me simpatiza venía hacia mí, y quien iba a mi lado me dijo: “Hazte la de la vista gorda”. Origen de la frase. M. E. Huertas H., B/quilla
La locución real es “hacer la vista gorda” y se usa en todo el ámbito hispánico. Significa pasar por alto algún suceso, bueno o malo, casi siempre porque se espera alguna recompensa: “El guarda aduanero vio el contrabando, pero hizo la vista gorda”. Su origen es incierto, aunque una leyenda lo atribuye al almirante inglés Horatio Nelson (1758-1805), gran navegante y héroe de guerra, quien, ante la orden escrita de abandonar una batalla que estaba seguro de ganar, dijo: “Haré la vista gorda”. Aventuro otro origen de la frase: a veces, al despertar de un sueño profundo, aún somnolientos, ocurre que los párpados, por estar hinchados, se sienten pesados, esto es, están gordos y por eso no se puede ver bien. El escritor y filósofo estadounidense William James (1842-1910) dijo: “El arte de ser sabio consiste en saber a qué se le puede hacer la vista gorda”.
¿Qué es el cosismo? Romelio Cárdenas, Bogotá
El cosismo es un vicio del lenguaje que consiste en el uso excesivo de la palabra ‘cosa’, por lo cual, aunque en principio ‘cosa’ significa “objeto inanimado” o “todo aquello que puede ser objeto del pensamiento”, se ha convertido en un término comodín, vago e impreciso, que lo nombra todo. Esto se debe a la tendencia al menor esfuerzo mental, que empobrece y resta precisión y elegancia a lo que se expresa. Ejemplos: “Iba borracho, de cosa no se estrelló; ¿a qué cosa te refieres?; son cosas de la vida; me contó cosas de su pasado; la cosa no está para reír; su triunfo en las urnas es cosa segura; ¡qué cosa linda es esa niña!”. O imaginemos este diálogo telefónico: “No viniste, ¿qué cosa te pasó?”. “Tengo una cosa en la garganta”. “¡Anda, qué cosa! Bueno, chao, cualquier cosa me avisas”.
¿Cuál es el origen del esmoquin? Eliécer Pinto Bacca, B/quilla
En 1860, quien después sería Eduardo VII de Inglaterra encargó una chaqueta cómoda y elegante que le facilitara fumar durante sus cenas privadas, y recibió la que se llamó smoking jacket o dinner jacket. En 1886, el inglés invitó a cazar al estadounidense James Potter, y cuando a la hora de la comida este le alabó la chaqueta aquel le recomendó su sastrería, donde a Potter le hicieron una similar, que al regreso a su país causó sensación en el Tuxedo Park Club (en el estado de Nueva York), cuyos muy ricos miembros eran aficionados a la caza y a la pesca. Por eso, el esmoquin en Estados Unidos se llama tuxedo. Como en la Europa del siglo XIX era elegante fumar, los corteses aristócratas adoptaron la chaqueta para no fastidiar con el olor a humo impregnado en su ropa de cada día. Dinner jacket se le dice hoy en Inglaterra al esmoquin que usamos en Suramérica, y la smoking jacquet es una prenda colorida y asedada, que más parece una bata, como las que lucía en las fotos, cigarrillo en mano, Hugh Hefner, el creador de Playboy.