Durante el 2006 y gracias a sus actuaciones en Copa Sudamericana con la camiseta de Colo Colo, Matías Fernández deslumbró a todo el continente. Sus gambetas, talento y tiros libres mágicos llevaron al elenco más popular de Chile hasta la final del torneo.
Fue su destape como jugador profesional y se lanzó al fútbol internacional, incluso llegando a Europa. En esa edición de ‘la otra mitad de la gloria’, los relatores argentinos de Fox Sports, con su mala pronunciación, lo bautizaron como un “cra” (crack). “Ese 14 es cra, es un cra”, repetía el narrador Mariano Closs.
Si bien han pasado los años y las lesiones en su rodilla derecha fueron el freno de mano para una carrera que pudo ser aún más exitosa, el talento natural del ‘14’, su habitual número, es superlativo. En un fútbol como el colombiano puede destacarse. Es una liga conocida por su buen pie, técnica y, lo más importante, creo yo, con respeto por los ídolos.
Porque si bien Fernández ha rendido incluso con críticos acechando en su espalda, como ocurrió en la Copa América 2015 donde tapó muchas bocas y en la final convirtió uno de los penales más hermosos que he visto en mi vida, siempre se le vio más feliz y tuvo éxito con el cariño de sus cercanos.
Suele ser muy respetuoso y amable, pero es de hablar poco en los medios. Es un tipo con mucha fe en Dios, de corte familiar, alejado de la noche y las parrandas. Seguramente solo se enfocará en acoplarse al funcionamiento del Junior, afinará su puntería en las pelotas detenidas - su mayor fortaleza- y comenzará a preparar su vuelta a ‘la Roja’, de cara a la Copa América 2019.
Un colega del Diario La Cuarta de Chile, Felipe Pavez, se declara fan absoluto de Matías Fernández. Apenas supo de su llegada al Junior, me escribió un mensaje de whatsapp: “Es un grande y será el fichaje que levantará al fútbol colombiano que ha perdido muchas figuras que se van a Brasil y Argentina”. Estoy de acuerdo, el ‘14’ es ‘cra’.