Los buenos ejemplos no necesariamente llegan a ser icónicos. Aunque el modelo, la referencia, los ideales o los paradigmas deberían ser prototipos replicados por las mayorías, se tiende a celebrar las tragedias o derrotas de los demás, mucho más que sus triunfos. Existen evidencias suficientes que demuestran la tendencia global a recordar lo negativo, por encima de los aportes, contribuciones o méritos de las personas.

En la estética del discurso, la imagen tiende a ser tan reveladora que puede distraer del razonamiento principal. Importa concentrarse en la ética sin dejar de admirar la apariencia. La gracia pierde su belleza bajo el encanto de la envidia, el odio y la rivalidad. Ninguna sociedad honra su identidad acabando con los valores y las tradiciones que definieron su rumbo.

Descubrir el significado de la vida es la misión esencial de la humanidad. La visión moldea el destino al revelar las intenciones, las aspiraciones y los deseos, proyectando en las ideas el concepto, la imagen y los procedimientos. Importa el cómo, tanto como el porqué y el cuándo. El lugar, el tiempo y el modo son mucho más que formas de conjugar la palabra.

El legado es una consecuencia del cumplimiento de los propósitos. Para ello es necesario encontrar equilibrio entre la crítica, el señalamiento y todos los cuestionamientos que se plantean sobre los retos individuales y colectivos. Verse en la cara del otro es una muestra de nuestra propia humanidad. Olvidar qué somos implica perder la noción del yo.

Los iconos son marcas proyectadas sobre las ideas y amplificadas por la voz moral constructora de la conciencia. Tienen la capacidad de darle significado a la realidad, principalmente en aquellos lugares donde parece que se ha extinguido la imaginación porque los genios se dedicaron a destruirse en lugar de unirse para resolver los dilemas de la comunidad.

La ‘Iconorrepulsividad’ es la lógica artificial de lo desagradable. La dinámica del odio intentando amar la justicia, porque por primera vez logra vencer a quien definió como su enemigo. El símbolo de la escasez cuestionando la abundancia en otras manos. Es el método del asco procurando encontrarle gusto al mal, para saciar el paladar de la repugnancia. La política de la venganza asociada con la desigualdad.

¿Asistimos al teatro de la pena? ¿Nos embriaga con su ironía la condena? El valor de la verdad aún no ha alcanzado su estimación real. La razón jamás carece de argumentos, aunque esté desapareciendo la interpretación. Cada mañana ofrece nuevas oportunidades para levantarse y superar el daño causado por la ‘Iconorrepulsividad’.

 @JulioCesarHT