Historias de carne y hueso
Así como su historia hay miles de relatos de venezolanos refugiados y migrantes que han venido al país a construir y a aportar. Así lo resaltamos desde la Alcaldía de Barranquilla y de la mano con ACNUR en la conmemoración del Día Mundial del Refugiado, con historias como la de Rostro Caribe, una productora de contenido digital, fundada por dos comunicadores que buscan mostrar las noticias positivas del Caribe en diferentes partes del mundo. O la de Alejandro Sierra y Ramón González, quienes fundaron la Agencia Cultural 7-80 para promover, a partir de las artes escénicas, la integración entre colombianos y venezolanos.
En un taller en el que participé hace poco sobre inclusión social, nos preguntaron si tuviéramos que dejar nuestro hogar e ir a vivir a otro país y solo pudiéramos llevar una maleta, ¿qué llevaríamos? La discusión con mi grupo de trabajo se tomó más tiempo del presupuestado, era muy difícil para todos elegir. Y entre risas nerviosas seleccionamos algunas cosas por cumplir con la actividad, porque toda una vida no cabe en una maleta.
Cada día hay muchísimas familias a las que les toca vivirlo. Quiero contarles la historia de Thailer Fiorillo, una historia de fortaleza y reinvención, que sin duda nos deja a todos importantes lecciones.
Nació el 8 de septiembre de 1978 en Caracas, Venezuela, este abogado de padres colombianos se casó con una mujer colombiana con quien tuvo dos hijos. En el 2015 llegó a Barranquilla de vacaciones con su familia a visitar a sus suegros. Cada uno trajo una pequeña maleta y se alojaron en casa de ellos. Luego de pasar una semana felices en la que los niños disfrutaban con sus abuelos, se encontraron con la noticia del cierre de frontera entre Venezuela y Colombia. Convencido de que muy pronto podrían regresar a su país, Thailer comenzó a trabajar en temas varios: como mesero, comerciante, barman, cocinero, conductor y vendedor ambulante.
Sin embargo, poco a poco se alejaba más ese sueño de regresar, la pequeña pieza se convirtió en el nuevo hogar para él, su esposa y sus dos hijos, y el contenido de su maleta, en su única pertenencia. Sin embargo, una situación delicada de salud le hizo descubrir su vocación y reescribir su futuro. Tuvo trabas para acceder al sistema de salud hasta lograr ser operado. Conocer las rutas de atención le permitió ayudar a sus compatriotas.
Abrió una cuenta de Instagram llamada Venezolanos en Barranquilla, por medio de la cual le brindaba a aquellos que llegaban información sobre empleo, vivienda, salud, y organizaba jornadas de servicios. Al ver que muchos usuarios aprovechaban su ayuda decidió comenzar un movimiento llamado De Pana que Sí, y creó una fundación desde donde Thailer, junto con su familia y más de 50 voluntarios, brindan apoyo a la población migrante, refugiada, retornada y de acogida, con especial énfasis en la protección a niños, niñas y mujeres gestantes. Hoy Thailer teme regresar.
Así como su historia hay miles de relatos de venezolanos refugiados y migrantes que han venido al país a construir y a aportar. Así lo resaltamos desde la Alcaldía de Barranquilla y de la mano con ACNUR en la conmemoración del Día Mundial del Refugiado, con historias como la de Rostro Caribe, una productora de contenido digital, fundada por dos comunicadores que buscan mostrar las noticias positivas del Caribe en diferentes partes del mundo. O la de Alejandro Sierra y Ramón González, quienes fundaron la Agencia Cultural 7-80 para promover, a partir de las artes escénicas, la integración entre colombianos y venezolanos.
Antes de lanzarse con comentarios o acciones xenófobas hacia esta población, los invito a pensar en estas personas de carne y hueso, en sus historias, y en que nadie quiere abandonar su hogar. Hoy son ellos, pero mañana cualquiera de nosotros puede estar en esa misma situación. “Tienes que entender que nadie sube a sus hijos a una balsa, a menos que el agua sea más segura que la tierra (…) Nadie pasa días y noches enteras en el estómago de un camión, alimentándose de hojas de periódico, a menos que los kilómetros recorridos signifiquen algo más que un simple viaje.” (Warsan Shire, refugiada somalí)
@DCepedaTarud
daniela@cepedatarud.com
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