Uno de los grandes problemas actuales en Colombia y el mundo es el poco reconocimiento que se le da al conocimiento geológico. Parece que instintivamente creyéramos que las cosas materiales y de energía provinieran de los árboles y no de la exploración mineral y de hidrocarburos, por lo que la labor del geólogo siempre queda por allí en un rincón oculta, aunque sea de las más importantes para el normal transcurrir de la vida moderna.

La geología es una ciencia muy amplia, se encarga de estudiar todos los procesos inherentes a nuestro planeta, esto significa poder entender qué lugares del planeta serían propicios para la formación de diferentes tipos de minerales necesarios para la producción de cualquier tipo de insumo, equipo o infraestructura que usamos a diario, incluso nuestras casas. Así mismo, para determinar yacimientos de hidrocarburos para la industria energética y petroquímica. Además, también estudiamos los riesgos geológicos, volcanes, aguas subterráneas, terremotos, suelos, etc.

La geología es (aunque sin reconocimiento) la base de la sociedad moderna. Si no sabemos dónde podríamos encontrar más recursos naturales, no podríamos tener tecnologías de ningún tipo, es decir, ni si quiera para producir medicamentos o alimento a gran escala. Todos los colombianos deberían tener más claro la importancia de la geología en nuestro país (esto si lo hacen los países desarrollados). Hoy aplaudo mucho la iniciativa de la docente de la universidad nacional Clemencia Gómez y la asociación de geólogos y geofísicos de la energía, quienes han propuesto que por ley todos los municipios del país tengan como mínimo un geólogo en su equipo de trabajo. Sin embargo, como el entendimiento de la geología es crucial para el desarrollo y la supervivencia de un país con estándares de vida aceptables deberíamos también proponer la geología como una de las ciencias fundamentales con las que nuestros niños deban estar familiarizados desde el colegio, que los niños crezcan conociendo la geología y su importancia, quizás esto nos evitaría confrontaciones innecesarias con comunidades ubicadas en zonas de riesgo geológico, desarrollo de proyectos mineros y petroleros, construcción de nuevas vías, extracción de aguas subterráneas, etc.

Finalmente, deberíamos hacer un llamado a todas las personas capaces de proponer o tomar decisiones políticas para que tengan en cuenta el conocimiento geológico, no desarrollen jamás un plan de ordenamiento territorial sin un equipo de geólogos, ni tomen decisiones sobre las políticas mineroenergéticas sin los geólogos, porque aunque históricamente en Colombia hemos tenido un papel muy poco protagónico, las finanzas públicas, el desarrollo de los países, el mejoramiento de la calidad de vida, la tecnología, la educación y toda nuestra vida moderna, depende de nuestro trabajo, ese que hacemos en el campo, en las zonas más remotas del mundo, haciendo lo que nos apasiona. Con esto invito también a todos los que trabajamos las ciencias de la tierra a que enseñemos lo que hacemos a diario, le hagamos pedagogía al país de nuestra honorable profesión.