Una transición energética justa requiere de información real, confiable y que permita tomar las mejores decisiones, alejados de las posturas ideológicas y gustos particulares. Por esta razón, he escrito estas dos columnas complementarias (hace 15 días y hoy), exponiendo cifras de la minería necesaria para la transición energética y el consumo energético mundial, y ahora exponiendo la cantidad de diésel requerido para las operaciones mineras, restringido obviamente a solo camiones mineros y cargadores, pues no es fácil encontrar y calcular información para el consumo de combustible de los demás procesos mineros. Aprovecho y hago énfasis, además, que estos cálculos son solo minería, no incluyo, refinación de minerales, ni transformación siderúrgica, metalúrgica, manufactura en general, que tienen también grandes consumos de combustibles fósiles.

Como mencionamos en la columna anterior, las necesidades de minerales para construir la infraestructura solar y eólica que requeriría el mundo anualmente supera en casi todos los casos las reservas mundiales de estos minerales, llegando a requerir cada año más de 346 millones de toneladas de minerales puros, lo que haría que se removieran más de 10 mil millones de toneladas de roca estéril. Remover esta cantidad de material requiere de un consumo altísimo de combustible para la maquinaria minera, que de acuerdo a estos cálculos se necesitarían 2.6 mil millones de galones de diésel anualmente adicionales. Es una cantidad exorbitante, pues los resultados son solo de cargue y descargue del material dentro de la misma mina. Si empezamos a sumar todas las demás variables y procesos, el consumo de diésel podría subir hasta 6 veces.

El consumo diario mundial de diésel para el 2023 fue de 1.239 millones de galones diariamente, es decir, solo en una fracción de la actividad minera hemos consumido dos días de la necesidad de diésel mundial, aún no hemos sumado el resto de la operación y menos aún las actividades de beneficio mineral, refinación, transformación y manufactura. En otras palabras, la otra arista de la transición energética va en que los hidrocarburos se vuelven indispensables para la fabricación de los equipos renovables y se requiere en cantidades alarmantes. Por lo tanto, cada vez que se frena caprichosamente la actividad hidrocarburífera del país va en contravía de los objetivos de la transición energética, por más contrario que parezca en el discurso.

El eje central de la transición energética debe girar en torno a la disponibilidad de minerales estratégicos para la fabricación de tecnologías renovables, así mismo, los combustibles fósiles quienes aparecen en toda la cadena de producción de los nuevos energéticos y que se requieren en cantidades significativas. En este punto, es crucial entender que no todo lo que brilla es oro, y mucho menos, renovable, desafortunadamente, no existe en el mundo un panel solar fabricado con la energía de otros paneles solares, todos son a carbón o gas.

Director Observatorio de Transición Energética del Caribe OTEC 

Universidad del Área Andina Valledupar