Para la mayoría de los colombianos el país no va por buen camino, además, de un estancamiento generalizado del sector productivo, se le suman un montón de escándalos qué mantienen al país y los tomadores de decisiones opacados y sin respuesta ante los temas cruciales del país.

El caso del sector minero energético no es la excepción, tenemos reservas de gas y petróleo que bajan cada vez más y ponen en riesgo la seguridad energética, no hay nuevos hallazgos y la exploración se encuentra en mínimos críticos, es decir, muy pocas esperanzas de aumentar nuestras reservas. Nos quedaría salir al mercado internacional a negociar buenos precios de importación, confiabilidad del suministro y calidad, sin embargo, estamos estancados a solo comprarle a Venezuela, quien de por si, no cumple con todos los anteriores requisitos, no sabemos que hay en esa terquedad.

Por otro lado la minería tiene aún peores condiciones, los proyectos mineros legales no han pasado de su etapa de exploración porque se les han negado todas las licencias, mientras que la Minería ilegal cada vez se hace más fuerte, se apodera de más territorio y causa mayor daño ambiental y social. A esto se le debe sumar una nueva propuesta de ley minera que le otorga al estado la facultad de decidir a dedo donde si explorar y donde no, como si la geología y los yacimientos minerales se formaran de caprichos políticos. Para finalizar, remata con la propuesta de creación de una empresa estatal minera como si no nos acordáramos que ya tuvimos una que dejó uno de los mas grandes huecos fiscales del país por estar apoderado de corrupción, no obstante, la nueva tendría todo el monopolio minero del país, aumentando el riesgo de inversión del privado y sumiendo al sector a una muy segura crisis minera y económica, que iría en contravía de los objetivos de transición en la cual los minerales son indispensables.

El sector eléctrico tiene otros problemas críticos, la capacidad instalada que ha propuesto el país son principalmente solar y eólica, las cuales no generan sumadas el 1% de la energía qué consumimos, pero, el crecimiento del consumo va a niveles del 3.5%, es decir, estos proyectos no logran aún sostener la nueva demanda eléctrica, lo que nos va llevando a que nuestra capacidad de reacción ante eventos climáticos como ya nos sucedió comenzando año, se lleve al límite y en un par de años nos lleve a racionamiento como en los 90’s, y este tema va muy ligado a que los dirigentes (el presidente y sus ministros) están cerrados a su terquedad o quizás más bien a sus intereses político económicos.

* Director Observatorio de Transición Energética del Caribe OTEC