Se ha hablado mucho de la economía circular en cuanto a la transición energética. Esto es el reciclaje y la recirculación de los minerales usados en equipos o infraestructura de producción de energía de fuentes no convencionales como la solar, la eólica, geotermia, hidrógeno y las baterías. Sin embargo, esta recirculación la damos por hecho en Colombia, desconociendo las dificultades tecnológicas para el reciclaje.

A nivel mundial el reciclaje de desechos electrónicos o tecnológicos tienen retos gigantes, uno de ellos es la tecnología inexistente para la separación de algunos componentes como, por ejemplo, la separación del neodimio y el disprosio utilizado en los imanes de las turbinas eólicas. Estos dos componentes se unen metalurgicamente para mejorar sus propiedades magnéticas. Otro reto importante son los costos; hoy día, reutilizar el sílice cristalino para fabricar las celdas de los paneles solares es mucho más costoso que comprar el sílice recién minado y transformarlo.

Por otro lado, hay retos supremamente grandes en términos de capacidad instalada para reciclar. En el nuevo informe de Rystad Energy, el reciclaje de las baterías de iones de litio está centrado en algunos países asiáticos principalmente China, en Europa y USA, siendo los chinos quienes cuentan con la mayor capacidad instalada (4 veces más que el resto del mundo juntos). Adicionalmente, proyectan que el litio reciclado para para 2031 solo va abastecer el 5.9% de la necesidad mundial litio; por su parte el cobalto reciclado abastecería 10.75% y el níquel reciclado el 2.96%, porcentajes muy bajos que ponen presión en la minería a nivel global, pues es quien debería entonces abastecer el mundo de la necesidad mineral. Sin embargo, hay que tener claridad que estos valores son solo sobre escenarios donde se aumenta la capacidad instalada de plantas de reciclaje que hoy solo han sido anunciadas y no están en construcción, y que significarían más del 60% de la capacidad de reciclaje del planeta, es decir, escenario optimista, que en caso que no se dé, entonces la necesidad de minería sería más alta y el reciclaje y la economía circular mucho menor.

Colombia por su parte no tiene ninguna infraestructura de reciclaje tecnológico (nada más allá que las mal llamadas chatarreras), solo contamos con reciclaje directo, como por ejemplo sacar el cobre de un abanico viejo, el aluminio de ventanas o tubos viejos, el hierro y la chatarra en general que son aleaciones de cierta forma fáciles de reciclar. Pero los nuevos equipos eficientes y muy tecnológicos han requerido mucha transformación y mejoramiento de sus propiedades de conductividad o resistencia eléctrica, térmica, magnética, logradas con una metalurgia de punta y aleaciones muy sofisticadas que nos dificultan posteriormente su separación. Hasta que Colombia no piense en esto, la economía circular en cuanto a la transición energética es solo un cuento.

*Profesor Facultad de Ingenierías