Qué tiene esa música de acordeón, cuyo principal componente es el vallenato auténtico, que empezó con los cantos de vaquerías, inicialmente con acordeones de un solo teclado, hasta llegar al actual, de tres. Después de llegar de Alemania, un instrumento de origen europeo, ha producido uno de los mayores impactos en la cultura y, la vida de Colombia, proyectándose al mismo tiempo en el exterior.

Si el instrumento, merece un puesto destacado en el panorama mundial, al mismo tiempo hay que reconocer, que, sin las grandes capacidades, versatilidad y condiciones de los ejecutores de este instrumento, acompañados con los sonidos de la caja y la guacharaca. Y qué tal que dejáramos por fuera a los grandes compositores, historiadores, escritores, hacedores del festival, organizadores, y el público en general. Se necesitan todos, los mencionados y otros más, para volver el vallenato una forma de vida de una región que, se levanta cada día mas, por encima de las grandes vicisitudes, como la pobreza, y la enfermedad, al lado de los fenómenos naturales.

El ambiente caribe, la diversidad geográfica y el terruño en que nacimos, confluyen en la mente, de quienes hemos tenido la fortuna de haber nacido en estas tierras, sin negar que han sido muchos, colombianos o no, que se han unido a este folclor, para integrarse como hermanos en un país polarizado por la política, pero unido por los sones, paseos, merengues y puyas.

Para quienes nacimos y crecimos al lado de un acordeón, resulta muy reconfortante, la consideración, no solo nacional sino de tipo mundial que, ha adquirido una música que permite la mezcla indígena, con la del negro y el mestizo, en términos musicales. Esta unión, ha permitido la creación de composiciones inolvidables, que nos siguen mostrando que, a pesar de la gran producción musical mundial actual, continúan apareciendo nuevas composiciones, nuevos intérpretes, composiciones y agrupaciones, que enriquecen nuestro folclor con hermosas melodías.

Le robaron el acordeón, al reciente rey Vallenato en el Festival de la leyenda, Jaime Luis Castañeda y, parece que este hecho vergonzoso, hubiera sido un impulso, para que, este joven artista, lograra con sus capacidades musicales, convencer al jurado y, enloquecer al público con sus intervenciones, que gozaron, no solamente con él, sino con los demás participantes.

No lograron, los repugnantes momentos políticos de corrupción, que apenas empiezan a ser evaluados, disminuir en lo más mínimo, el impactante camino que ha producido a través de los tiempos la música vernácula del acordeón. El Festival vallenato volvió a reunir, a los mejores en sus diferentes categorías, se oyeron hermosas canciones inéditas y se le dieron reconocimientos muy merecidos a Alfredo Gutiérrez e Iván Villazón, acordeonista y cantante, respectivamente de nuestro querido folclor.

El vallenato, no parece tener final a pesar de los modernismos, y nuevos estilos musicales, nuestra vocación será mantenerlo, y hacer que perdure a través de los tiempos.