Si hay algún motivo que puede prender las alarmas más agudas de la producción del país, de los altos mandos del gobierno, del Congreso, de las entidades financieras colombianas y extranjeras, es el intento o amenaza como suponen muchos de modificar la regla fiscal, el más alto, estricto, sabio y calificado instrumento, normatividad jurídica profunda y acertada, con la que cuenta el país para regular sus créditos, sus deudas de diversas modalidades, su entorno financiero y manejo de su caja para el cumplimiento de sus obligaciones.
Es la regla fiscal el freno que tiene el país para controlar los desafueros e irresponsabilidades de los que llegan a los gobiernos a gastar y despilfarrar sin límites ni responsabilidad. Ahora quieren llamarle a la reforma "flexibilidad", peligroso, muy peligroso y el banco de la República debe ser el primero con el freno de emergencia en la mano. Modificar esta Norma es proyectar y autorizar el aumento de la deuda pública, como estimular la desconfianza hacia el gobierno, aumentar los intereses en moneda extranjera, perturbar la tranquilidad de la inversión. El peligro del aumento de la deuda pública se multiplica y el despilfarro del gobierno se incrementa.
Es que se está gastando demasiado y por eso la queja se multiplica. El gasto es desproporcionado. Crear ministerios con un arranque presupuestal de $500.000 millones de pesos es una locura y transportar a la vicepresidenta dos veces al día hasta su residencia en un helicóptero les cuesta a los colombianos US $7.000 dólares diarios. Los escándalos por la corrupción administrativa están hirviendo, hundiendo al país, ante el mundo, como el poso de una escoria. No nos olvidemos que estamos creciendo apenas el 1.5 % por año y las deudas nos están ahogando. ¿Cuál piensa el gobierno que es la vía más expedita? nada más y nada menos que aumentar la deuda pública. Por otro lado, mientras el gobierno insista en cultivar los enfrentamientos con el sector privado y no entender que el público solamente no puede con la carga financiera del país, estaremos bailando a elevar la prima de riesgo. El aumento de las tasas de cambio y el costo del financiamiento en el exterior es bárbaro.
Ojalá las mentes sensatas que sí las hay en el alto gobierno sin los desafueros del presidente que dice ser economista pero no sabemos dónde estudió tanta suma de errores, le pongan freno a estos actos que suelen marcarse como esquizofrénicos escondiendo el desbarajuste del país y una posible recesión económica. Una emergencia de esta clase determinará por decreto o Dios no quiera el hundimiento de todas nuestras esperanzas que pueda estallar en actos inimaginables. Actos que ya están en la mente de miles de colombianos, unos esperándolos para iniciarlos y otros para llevarlos ante la miseria y los abandonos oficiales.