Volvemos con el tema. No es capricho ni ganas de molestar. Tampoco es una censura o advertencia. Más bien que las gentes por la calle nos piden que como no tienen acceso a solicitarlo públicamente nos convirtamos nosotros en voceros de ellos que no tienen por donde caminar en la ciudad, no hay aceras o andenes, todos están destruidos y además la Administración Distrital que arranque con la reparación de las llamadas “juntas” entre losas de las calles, porque mientras más tiempo pasa más grande se vuelve la grieta y así, se van formando cráteres que entorpecen demasiado el andar vehicular más los daños en estos mismos o las esguinces permanentes de los choferes que tanto accidenta provocan.
Nuestra columna de hoy deseamos que sea constructiva y no crítica. Nos satisface las declaraciones recientes del alcalde, en donde afirma que parte del empréstito que le llega al distrito de un banco Alemán lo destinará a reparar andenes de la ciudad. Pumarejo es y seguirá comportándose como buen mandatario y es consciente de la gigantesca obra que tiene todavía por delante, en varios frentes, antes de finalizar su mandato. Tiene un magnífico equipo de trabajo porque el Dr. Mendoza es un lujo en salud manejando esta pandemia con pinzas positivas, el Dr. Carbonell ha probado ser súper eficiente, la Dra. Fernández en Cultura es un lujo y Alberto Salah en Infraestructura de daños, parques y reconstrucciones de muchos aspectos está haciendo una labor maravillosa, por solo mencionar a algunos pocos de los secretarios de despacho pero todos son excelentes. Entonces el Alcalde tiene con quien trabajar, quien lo interpreta y por ello ha continuado las obras de Char, otras nuevas como Mallorquín, para continuar engrandeciendo y modernizando la urbe.
Nuestra ciudad sigue a la vanguardia de la transformación urbana, de la reactivación económica, de la integración social y nacimiento de nuevos programas sociales para los jóvenes, para combatir la pobreza, para revitalizar el empleo. Pero las grandes obras iniciadas, las que vienen majestuosas, necesarias, vitales, serán orgullo para siempre, no pueden permitir que la administración distrital olvide el detalle, lo aparentemente minúsculo, las arañas de cables en las esquinas, esos andenes que francamente no existen (¿Lector amigo por qué no caminas siquiera dos cuadras por la carrera 46, Olaya Herrera y nos regalas un porcentaje de la inexistencia de esos andenes?) esas juntas en las calles donde se vierte la brea o el producto designado que fortalece las losas vecinas y que demorará la reparación de las losas enteras a un costo mayor. Eso es lo que llamamos el detalle, lo minúsculo, lo que tropieza día a día con lo cotidiano del ciudadano, lo que lo hace infeliz y aunque ustedes lectores amable no lo crean, lo que les provoca infinidad de veces un resbalón con alguna lesión corpórea para no ser fatalista con una fractura.
Esperemos que el Dr. Pumarejo y su magnífico equipo respondan pronto a estas inquietudes, las pequeñas, las que no se mencionan con frecuencia, las que no merecen titulares en los medios. Allí está la ciudadanía, el que espera la Ciénaga de Mallorquín con el vuelco urbano, el monumento Arena al pie del malecón, la tercera circunvalar rodeando la urbe, pero también sin arañas, con mejores calles y ese andén de la Carrera 46 totalmente renovado.