Es después de treinta años aproximadamente el primer grito rebelde que se escucha en Cuba, en plena Plaza de la Revolución, hace pocos días, lanzado por quienes decidieron por fin pedir libertad, respeto por los Derechos Humanos, apertura económica, comida, medicinas, comunicaciones, no interferencias a las remesas desde todas partes del mundo. jóvenes, maduros, ancianos. No importa: Gritaron, protestaron, se enfrentaron a la autoridad y esta, como siempre les respondió con la arbitrariedad, la violencia y hasta parece ser hasta ahora, un muerto.
¿Qué hay, que había ahora y antes en Cuba? La entrega al Comunismo que al principio Fidel negó y después convirtió en su estandarte para sacrificar a su pueblo y enfrentarse al mundo. Desapareció la clase media, un cerrado grupo de privilegiados al poder con las mayores comodidades y el resto, el pueblo oprimido no tuvo ni tiene la más mínima oportunidad de opinar. Por eso el pueblo se resignó, a todos se les veía la tristeza en el rostro y en sus palabras y en miles la resignación ante la desgracia.
Éramos presidente de la Confederación de Turismo de América Latina, la más grande organización o gremio con ocho mil socios de quince países. Tuvimos la oportunidad de incluir a Cuba que estaba disidente y pedimos realizar el Congreso Anual hace veinte años en la Habana. Solicitamos audiencia al comandante Castro. Nos concedieron veinte minutos a los siete directivos y el mismo prolongó a tres horas lo que se convirtió en tertulia. Finos licores, entremeses y viandas exquisitas. Conocía mucho de Colombia y lo identificamos como un hombre socialmente muy agradable de fino corte, inteligencia desbordada. El visitante en la isla es el rey pero a su alrededor todo era y es pobreza. El chofer que nos pusieron a la orden era tan decente como un universitario colombiano pero tuvimos que regalarle, con gusto, varias camisas los compañeros de viaje.
En el Palacio de la Revolución donde nos atendieron todo fue lujo. Fidel sabía mucho de nosotros, pregunto bastante por Pastrana y Gaviria, por la Farc y por los paramilitares. Al final, desapareció entre las paredes misteriosas y nuestra directiva, periodistas e invitados ni siquiera pudimos darle las gracias. Pero ahí quedó Cuba a nuestros ojos, pocos meses después con un Congreso de mil asistentes, el de mayor éxito de Cotal en muchos años. Doce veces por estos motivos visitamos Cuba y regiones. La conocimos a fondo, tratamos con sus comerciantes, con amas de casa, con empresarios pequeños porque grandes no había. Siempre nuestro ánimo investigativo, trato de llegar al fondo. Una cosa si se destacaba: La educación gratuita hasta universitaria y lo mismo con la salud. Pero eso no es todo en la vida menos para una juventud que crece en medio de Internet, electrónica inimaginable hace dos décadas, medicina avanzada hasta la premiación, comunicaciones al minuto no a los siglos. Ahí está el grito de hoy día. No más: Será el primero pero estamos seguros no el último. ¿Cuánto durará este proceso que ya sembró la primera semilla de no resignación, nunca más? No se sabe. En muchas partes ha demorado años. Pero aquí ya ha surgido algo hace pocas semanas, que se sospechaba pero no se esperaba tan pronto: Prácticamente el mundo entero, menos los comunistas, le ha dado respaldo en este momento a la protesta cubana. Hay solidaridad universal. Ojalá ahora venga el apoyo intelectual, académico, cultural, económico y esperemos porqué el cambio llegará tarde o temprano.